La fórmula que suele aplicarse a las comedias en Hollywood es de lo más contradictoria: si tienen éxito, en seguida se producen secuelas que replican las instancias más exitosas de la obra original, así que el producto es un reciclaje de chistes, situaciones y/o personajes que son automáticamente menos graciosos por el simple hecho de que ya no hay novedad en torno a los mismos.
Esta “secuelitis con merma humorística” es una de las instancias que afecta seriamente a ‘La Navidad de las madres rebeldes’ (‘A Bad Moms Christmas’, d. Jon Lucas y Scott Moore), la apurada segunda parte de la exitosa comedia que hace años sorprendió a muchos con una problemática real (las madres de este mundo carecen de tiempo para tener vidas propias) y una resolución cómica a su propio conflicto a través de las convincentes interpretaciones de sus protagonistas.
Dichas madres están de vuelta: la atribulada y recién divorciada Amy (Mila Kunis), la ingenuota Kiki (Kristen Bell) y la impertinente Carla (Kathryn Hahn), conservando a la perfección las personalidades de la entrega previa, pero al parecer aún no completamente a tono con una evolución en su desarrollo interior.
Ah, pero las mamás de nuestras heroínas también están presentes para pasar la Navidad con ellas, y esto generará caos (una que otra risa, de paso, pues no somos unos amargados totales). La pesadilla auténtica es la madre de Amy, Ruth (Christine Baranski), fastidiosa perfeccionista cuyos tintes de racismo y antisemitismo te harán desear ahorcarla desde que asume el mando de la organización de la Navidad. Sandy (Cheryl Hines) es madre de Kiki y al parecer es una especie de versión aumentada de su hija, pues el término “ñoña” ni siquiera alcanza para definirla. Y tenemos a Isis (Susan Sarandon), un espíritu libre que no ha dejado de experimentar con drogas recreativas y sexo casual desde que dio vida a Carla, a quien abandonó durante su niñez temprana. No son precisamente Doña Sara García, “abuelita del cine nacional”.
Las situaciones en torno a la visita de estas madres, con todas sus faltas y potencial para crear caos, son exacerbadas por las tendencias ilógicas de sus hijas cuando se trata de confrontar a sus progenitoras y meterlas en cintura. Hay momentos que escapan drásticamente lo que la gente normal (tú y yo, querida persona que me lee) haríamos en casos similares, así que vemos cómo los chistes y las situaciones están conformados sin tomar mucho en cuenta la coherencia argumental.
La dupla directorial de Lucas y Moore saltó a la fama con ‘¿Qué pasó ayer?’ (‘The Hangover, 2009), y con plena justicia: esa comedia marcó un renacimiento del género, explorando temas sumamente adultos y llevando la lógica a las consecuencias más absurdas para lograr risas honestas. Lo malo es que las dos secuelas de esa película fueron cada vez más repetitivas y predecibles, al punto de que hacen desmerecer marcadamente la original cuando se les considera como parte de una serie.
Esta película amenaza con hacer lo propio para la original ‘Madres Rebeldes’ (‘Bad Moms’, 2016), un filme bien logrado con una gran variedad de gags efectivos y una historia satisfactoria. La secuela es más de lo mismo… y por ello es peor. Oh, hay varios chistes efectivos y la dinámica entre Carla e Isis funciona particularmente bien, pero hasta ahí. No es la clase de comedia que recomendarás, y es posible que ni siquiera la recuerdes en un par de semanas.
Curiosamente, la otra opción de comedia en cartelera es el estreno de la semana previa, ‘Guerra de Papás 2’ (‘Daddy’s Home 2’), cuya premisa es prácticamente la misma que la segunda ‘Madres Rebeldes’, pero con padres en vez de madres: los personajes de Will Ferrel y Mark Wahlberg reciben a sus padres (Mel Gibson y John Lithgow), versiones exageradas de ellos mismos, en una caótica Navidad en familia. A eso ha quedado el humor navideño, amigos: la misma película, en versión refrita, y por partida doble. ¿Falta mucho para los estrenos de películas ‘Oscareables’, por piedad?
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