Murió el pequeñito del padre que se tatuó una cicatriz para apoyarlo en su lucha contra el cáncer del cerebro, Gabriel Marshall, murió la mañana del viernes a la edad de 9 años.
Aquella foto de padre e hijo dio la vuelta al mundo, pues el padre se había tatuado una cicatriz idéntica a la del niño para que su pequeño no se sintiera menos o pasara vergüenza por llevar una marca en su cabeza.
«Ni siquiera puedo empezar a describir exactamente cómo me siento»…»Tengo el corazón roto, no solo estoy perdiendo a mi hijo estoy perdiendo a mi mejor amigo»…»Gabriel estaba con mucho dolor la última semana y media, los días previos a esto fueron absolutamente un infierno!»…»Gabe me dijo unos días antes de «Papá, mi vida apesta» y no podía estar de acuerdo con él»
El fin de semana, Josh, el padre, llevó al pequeño a urgencias porque tenía tanto dolor por su espalda y cuello y había perdido la función de su lado izquierdo, pero fue luego de la visita al hospital que el niño se comenzó a sentir muy cansado, tomó su abrigo, lo puso de almohada y durmió en la parte trasera del automóvil, cuando el papá llegó a casa e intentó despertarlo, el pequeño ya no reaccionó.
«Gabriel ya tiene alas», fue el post del papá en su cuenta de twitter