Hay historias de amor dignas de contarse y la de Len Allbrighton y Jeanette Steer, seguramente es una de ellas.
Cuando Len y Jeannette se conocieron en 1963, fue amor a primera vista (al menos así lo cuentan ellos), se conocieron cuando estaban en capacitación como enfermeros en el Hospital St. Mary’s en la Isla de Wight, una isla en el Canal de la Mancha, él tenía 19 años y ella 18.
Por circunstancias de la vida, el novio se tuvo que mudar a Australia y ahí compró un terreno y de inmediato comenzó a construir una casa para poder llevar a su novia, obvio una vez que se casaran.
Pero con lo que no contaba la pareja, es que los padres de ellano estaban de acuerdo con el echo de perderla y como ella no contaba con la edad para casarse (21 años), ellos eran responsables de dar el consentimiento, el cuál se lo negaron.
Los años pasaron y cada cual hizo si vida, pero más de 50 años después, Len, recién divorciado decidió regresar a la isla y hacer hasta lo imposible por buscar en el directorio telefónico al amor de su vida, Jeanette.
Afortunadamente pudo encontrarla, pero la tarea no fue nada fácil, «Estaba intimidado, sin saber cuál sería su reacción o si la vería»… No fue un lugar fácil de encontrar, pero lo hice», dijo len a un medio local que lo entrevistó.
Por su parte la guapa Jeanette habló para el mismo medio sobre cuál había sido su reacción y dijo: «Casi muero cuando me di cuenta de que era él quien estaba parado junto a la cerca de mi jardín».
lamentablemente, ella estaba casada y rechazó de inmediato, pero un par de años depués la historia dio un giro de 180°; el esposo de Jeanette murió de cáncer, fue ahí donde ella no la pensó dos veces y buscó a Len, quien le había enviado una tarjeta de Navidad el año anterior; gracias a eso, ella tenía su información de contacto.
Fue así como Jeanette de 78 aceptó mudarse a Australia con Len de 79, y este, de nueva cuenta, se puso de rodillas para pedirle al amor de su vida que se casaran.
«Nos enamoramos de nuevo», dijo Len. «Nos leímos poemas e intercambiamos anillos. Me emocioné al leer el mío. Estaba abrumado por mi amor por ella».