En pleno calor infernal, cuando el sol anda pegando como chancla de jefa, más de uno corre por su agüita helada, de esas que sudan la botella nomás de verlas. Pero… ¿y si te dijera que eso podría estarte haciendo más mal que bien?
Sí, sí, ya sé que se siente delicioso. Uno abre el refri, saca el garrafón o la coquita bien fría, y le da un tragote como si fuera agua bendita. Pero ¡aguas!, porque médicos y nutriólogos han advertido que tomar agua helada cuando andas bien acalorado podría ser un shock para tu cuerpo.
¿Qué pasa exactamente?
Cuando tu cuerpo está en modo horno y de repente le metes algo congelado, los vasos sanguíneos se contraen de golpe. Eso puede provocar desde dolor de estómago, malestares digestivos, hasta mareos o calambres. Y si traes alguna condición cardíaca… mejor ni le juegues.
Es decir, cuando tragas agua helada en pleno calorón, tu cuerpo entra en crisis:
Tus vasos sanguíneos se contraen de volada, y eso complica que el calor que traes adentro salga. ¿Resultado? Sudas más al rato porque el cuerpo, como loco, intenta compensar el bajón de temperatura.
Y si además de eso vienes de comer… ¡pum! La digestión se vuelve más lenta, te puede caer pesado o darte ese dolorcito incómodo que parece castigo de la vida. Todo por andar jugando al pingüino tropical.
Y no es todo…
También puede afectar tu garganta, inflamar las amígdalas y darte esa famosa sensación de “nudo en el pecho” que te saca hasta lagrimita. Todo por andar queriendo enfriarte de un trago.
¿Entonces qué hacemos?
¡Calma, no te me agüites! El agua es buenísima, pero lo ideal es que esté a temperatura ambiente o ligeramente fresca, nada de hielo directo. Y si vienes de la calle todo sudado, espérate tantito antes de tomar.
Toma agua a temperatura ambiente o ligeramente fresca, sin pasarte de lanza con los hielos.
Si sudaste como en Zumba, busca algo con electrolitos, como sueros o bebidas rehidratantes.
Aléjate de bebidas con alcohol, cafeína o azúcar en exceso, porque te deshidratan más que ex.
Métele al melón, la sandía, pepino, esas frutas que están llenas de agüita buena.
Y si puedes, ponte en la sombrita, usa ropa ligera, y quédate en lugares ventilados.
Así que ya sabes, la próxima vez que te estés derritiendo, mejor agarra el abanico, métete a la sombra y échate tu agüita con calma. Porque sí, hidratarse es vital… ¡pero no a lo loco!
Ahora que si te la vas a tomar helada, debes esperar un poco y aclimatarse unos minutos 20 minutitos antes de beberla, y ya sabes, lo más importante es QUE ANTE CUALQUIER DODA, LE PREGUNTES A TU MÉDICO.