Hay historias que te abrazan el corazón sin pedir permiso, y esta —de verdad— parece salida del espíritu navideño.
En Iztapalapa, donde hace apenas unas semanas una explosión de pipa dejó destrucción y miedo, apareció un rayo de luz envuelto en patitas y esperanza.
Cereza, una perrita fuerte como pocas, sobrevivió a la explosión del 10 de septiembre. Lo perdió casi todo… excepto a un pequeño cachorrito que la acompañó entre el caos: Cerecito.
Desde ese día, su historia se convirtió en un símbolo de resiliencia.
Después de cuatro cirugías, curaciones diarias y casi dos meses de atención médica, por fin llegó la noticia que todos esperaban: Cereza fue dada de alta.
Hoy vive en el refugio Huellitas, un espacio que resguarda a más de 300 perros y donde, por fin, encontró cariño, cuidados… y un hogar que la recibe con los brazos abiertos.
Y ahora, prepárense…
Porque Cereza y Cerecito están listísimos para su primera Navidad juntos.
Trajecitos rojos, gorrito de Santa, cobijitas calientitas y un ambiente lleno de amor.
Una imagen que derrite hasta al más duro.
Ana Díaz, fundadora del refugio, lo dijo con una emoción que se siente incluso sin verla:
“Estamos muy contentos porque Cereza ya se dio de alta, después de una lucha bastante complicada”.
En Huellitas, Cereza ya convive con Nana, Paco y otros lomitos que también conocen el sabor de la segunda oportunidad. Poco a poco, ha vuelto a confiar, mover la cola y dejar que la acaricien sin miedo.
Y el pequeño Cerecito…
Ese cachorrito que necesitó ser alimentado con sonda en sus primeros días, hoy duerme abrazado a su pelota favorita, demostrando que incluso en la adversidad, sí pueden nacer milagros.
El refugio Huellitas hace un llamado a quienes puedan apoyar: croquetas, alimento blando, artículos de limpieza. Con más de 300 perritos a su cuidado, cada ayuda cuenta.
Esta Navidad, entre luces, trajes rojos y colitas felices, Cereza y Cerecito celebrarán algo más grande que una fecha:
La oportunidad de empezar de nuevo.

