Durante la Revolución Mexicana hubo tácticas ingeniosas que pocas veces aparecen en los relatos oficiales. Una de las más sorprendentes ocurrió en Jalisco, donde combatientes carrancistas idearon un método para mover explosivos sin ser detectados: esconder dinamita dentro de botellas de tequila.
Los retenes revisaban armas, vehículos y pertenencias, pero casi nunca ponían atención al tequila, un producto tan común que pasaba desapercibido. Esta estrategia permitió transportar pequeñas cargas de dinamita para derribar líneas de comunicación y obstaculizar la movilidad de las fuerzas contrarias.
Los testimonios que refieren esta práctica provienen de crónicas militares y relatos orales de la región. No fue una operación masiva, pero sí un recurso utilizado en momentos clave para frenar el avance de tropas adversarias.
El llamado tequila explosivo recuerda que la Revolución no fue solo una lucha de grandes batallas, sino también una serie de decisiones tácticas improvisadas por soldados que trabajaban con lo que tenían. Una historia que muestra la creatividad con la que se vivió uno de los periodos más intensos del país.

