¡No contaban con su astucia!
-Abuela, ¿me das 20 centavos?-
-¿Po’s ahora a dónde vas a ir?– me preguntó extrañada.
-Es que voy a ir con mis amigos a ver la tele-
-¿Y luego?, ¿la de aquí que ya se descompuso?-
-No, abuela, lo que pasa es que con Don Chuy el de la tienda acaban de traer ayer tele a colores y queremos verla-
-Oiga, pero que abusón Don Chuy, 20 centavos es mucho dinero-
-No abuela, si el nomás cobra 5 centavos-
-¿Y los otros 15 centavos para que los quiere?-
-P’a mis chuchulucos, abuela-
-Ora sí que Don Chuy tiene negocio redondo- dijo la abuela mientras se metía la mano al delantal. -Tenga, aquí están los 5 centavos de la entrada-
-¿Y p’a los chuchulucos, abuela?– pregunté.
-Si quiere comer algo mientras ve la tele, agárrese unos melones o una sandía para que comparta con sus amigos-
Pensaba hacerme el digno e irme sin llevarme nada, pero lo pensé un par de segundos, tomé tres melones y salí corriendo. Esa tarde, en compañía de mis amigos, vi a El Chavo del 8 a colores.
¡Síganme los buenos!
Sé que para muchos de ustedes (como un servidor), su infancia estuvo acompañada por los programas de Roberto Gómez Bolaños, habrá a quienes no les guste mi entrada, pero hoy quiero platicarles algunas cosas que sé que algunos no saben y quizá hasta temían preguntar… Así que… ¡Síganme los buenos!
¿Cómo inició Chespirito?
Roberto Gómez Bolaños, conocido como Chespirito, fue Ingeniero civil, pero no ejerció. En los años 50 inició sus labores creativas con la creación de textos publicitarios, al tiempo que trabajaba en el programa Cómicos y canciones de la pareja humorística de Viruta y Capulina.
Sin embargo, su carrera como comediante comenzó a los 29 años.
¿De dónde viene el nombre de Chespirito?
El director Agustín P. Delgado lo bautizó como Chespirito, hacinedo referencia al diminutivo de Shakespeare, pues dicen que al leer uno de sus libretos dijo: «¡Qué bárbaro, eres como un Shakespeare!». Luego lo volteó a ver y haciendo referencia a su estatura le dijo: «Bueno, eres como Shakespeare pero en pequeño. Eres Shakespearito», nombre que el mismo Roberto modificó a Chespirito.
¿El Chavo del 8 existió?
Algo así… en Acapulco, Gómez Bolaños se acababa de bolear los zapatos con un niño, a quien le dio una buena propina y a verla salió corriendo avisando que iba a comprarse una torta de jamón. En su prisa, el pequeño dejó en el suelo un cuaderno muy gastado, se trataba de su diario.
Las versiones indican que Gómez Bolaños buscó al pequeño y gracias a ese diario se inspiró para crear el personaje que lo hiciera famoso en toda Latinoamérica.
OJO: El cómico comenzó a hacer el personaje cuando tenía 42 años.
¿Qué hay de la ‘genialidad’ de Chespirito?
Sus programas fueron doblados a más de 50 idiomas.
En todos los países de Latinoamérica su programa ha sido primer lugar en transmisión y retransmisiones, ninguna novela o serie se le ha podido acercar siquiera.
Sus programas se han transmitido a países tan lejanos como China, Marruecos, India, Italia, Rusia y Angola.
Se calcula que Chespirito llegó a en 43 años más de 60,000 cuartillas.
El simple hecho de escribir por 43 años de una a dos veces por semana, creo es algo genial.
Chespirito a sus 85 años, está vigente en twitter con más de 6.2 Millones de seguidores.
¿Por qué terminó El Chavo?
Un 25 de septiembre de 1995, Televisa decide hacer cambios y le dice a Chespirito que pasaran su programa de lunes a sábado, él se niega y se pone fin al exitoso proyecto.
¡Chanfle!
Con el pequeño Shakespeare, sucede lo mismo que con quienes permitimos que entren a nuestros hogares, ya sea por medio de la televisión, la radio o cuando compramos un libro: ese personaje, ese autor, al entrar a nuestra casa, crea una cercanía y comenzamos a verlo y sentirlo familiar, y por qué no, hasta se le llega a querer, pero cuando ese personaje se va duele de igual manera.
Yo confieso que en mi niñez si vi los programas de Chespirito y reí con muchos de sus personajes, ¿mis preferidos?… Eso se los contaré en otra ocasión.
Hoy, por esta ocasión, di un giro a mi columna y para quienes esperaban mis letras de siempre, les doy las gracias porque llegaron hasta esta línea, por ser cómplices incondicionales, gracias a Fernanda Familiar por permitirme esta libertad.
Por cierto, una última cosa, aquella tarde en la que me fui a ver El Chavo a colores, le pedí prestado a Don Chuy un cuchillo, partí el melón en rebanadas y las vendimos a la gente que entraba a la tienda y a los que fueron a ver la tele a colores, y con eso nos compramos nuestros chuchulucos.
(Estas letras son dedicadas a la genialidad de Roberto Gómez Bolaños y fueron tecleadas la madrugada del 02 de mayo de 2014 por Don Rambaro para el Portal de Fernanda Familiar)