Las canciones antes del reggaetón y el perreo

Recientes

Atlas a la venta: Orlegi explora salida de los rojinegros tras fin de la multipropiedad

Grupo Orlegi ha iniciado el proceso de venta del Club Atlas, confirmando los rumores que apuntaban al fin de su vínculo con el equipo tapatío. La medida resp...

‘Severance’ lidera las nominaciones a los Emmy 2025: conoce a todos los contendientes al gran premio de la TV

La temporada de premios televisivos está en marcha y los Emmy 2025 prometen una gala histórica. Severance, The Studio y The Bear encabezan la lista de nomina...

Bailarina cayó al mar en despedida de buques japoneses; marino mexicano se lanzó al rescate

Acapulco, tierra de calor, marejada brava y ahora… cuna del show más improvisado del año. Resulta que en plena ceremonia de despedida de los buques japoneses...

México multa con 185 millones de pesos a CIBanco, Intercam y Vector por fallas en prevención de lavado de dinero

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ha impuesto una multa histórica de 185 millones de pesos a tres instituciones financieras mexicanas: CIBanc...

¡Gracias a la serie! Exigen derribar estatua de Doña Florinda en su pueblo natal.

¿Te acuerdas cuando Doña Florinda le gritaba al Chavo y todos nos reíamos? Bueno, pues ahora la risa se volvió pleito, y no en la vecindad… sino en Juchipila...

Compartir

Siempre es bonito que la gente que uno quiere lo visite, y más si uno está escuincle y traen regalitos. Para que es más que la verdad, a eso de los 10 y 11 años uno es bien interesado, pero eso se quita con los años. ¿Verdad?

Me encantaba que mi tío José viniera de los Estados Unidos, él sabía que me gustaba la música, la fotografía y la tecnología, así que cada vez que podía me traía ejemplares de Mecánica Popular, obvio en inglés; que yo no entendía ni mother pero me encantaba hojear cientos de veces.

En una de sus visitas, mientras estábamos haciendo una carnita asada, me cayó una piedrita en la cabeza, más bien, mi tío me aventó una piedrita en la cabeza, y es que como éramos tantos sobrinos, era su manera de llamar la atención sin que los demás vieran.

Me hizo una seña y lo seguí hasta donde tenía su camioneta tipo van, abrió la puerta trasera jaló una maleta negra y me dijo, “¿De lo que hay aquí que le gusta? Usted escoja primero.

Entre tantos juguetes no sabía que escoger, yo creo el tío José espero verme lo más desesperado e indeciso posible cuando me dijo, ¿O quiere esto?

También te puede interesar:  Acuérdate cuando me amabas

—¿Eso, para mí?, pregunté.

—Pos nomás si lo quiere, si no dígame para dárselo a uno de sus primos, me dijo.

—Si, si lo quiero –casi arrebatándoselo- gracias tío, muchas gracias, le dije mientras lo abrazaba.

—Ahora sí, háblele a los demás para que vengan por los regalos, dijo mi tio.

A los pocos días el tío se fue, la familia se quedó llorando (como siempre) y yo me quedé feliz con mi radio de transistores. Ahora sí, no tendría que tomar más el radio de la sala y que me regañaran por cambiar de estación.

Una tarde acostado en mi cama en vacaciones de semana santa escuchaba una rola del maestro Joan Sebastian (QEPD) y obvio la comencé a cantar a todo pulmón:

♪♫ Y en aquel trigal, el sol cayó primero,

después un pantalón vaquero y una falda escolar ♪♫

Para mi mala suerte, en esos días estaba de visita en la casa la tía Felícitas, que era no sé qué cosa de las damas de la vela perpetua, pero no soltaba su rosario y siempre traía un velo negro en la cabeza, que nomás de verla daban “ñáñaras”.

También te puede interesar:  Otros Amores Perros

—¿Para eso quieres el radio muchacho, escuchando esas cosas para adultos, y en semana santa? ¡No tienes perdón de Dios! dijo la tía Felícitas.

Tomó mi radio, lo metió a una bolsa dentro del ropero donde guardaba sus cosas cuando nos visitaba y lo cerró con llave, luego viéndome directamente a los ojos me dijo:

—Y si dice algo, para que se lo den, y se lo dan de nuevo, el chamuco va a venir en las noches y le va a jalar las patas.

Luego se tapó la cabeza con el velo negro y no volví a ver de nuevo mi radio de transistores.

Les juro que en ese entonces yo ni sabía lo que estaba cantando, ahora sí; pero si hubiera estado cantando las rolas que ahora escuchan los chamacos de reggaetón y el perreo, seguro me hubieran quemado en leña verde en el kiosko del pueblo.

 

¡ Hasta la próxima semana !

Acá todas mis historias ► http://sp2018f01szjd.wpengine.com/category/don-rambaro/

Sígueme en Twitter  @DonRambaro

También estoy  en Facebook ►  www.facebook.com/DonRambaro

 

Comentarios