El logro del clímax sexual que culmina en un orgasmo necesita de la complicidad de nuestras sensaciones y señales psicológicas, que ensamblan perfectamente y que en forma conjunta logran acallar las áreas de la moralidad, los prejuicios y la crítica social de nuestro cerebro.
La combinación de las sensaciones y un complejo proceso interno mental contribuyen al orgasmo en ambos sexos.
Cuando una mujer logra un orgasmo mucho acontece en su cerebro, mucho se oscurece y se inhibe, pero también lo inesperado se derrama como una cascada en pensamientos, conclusiones, imágenes, fantasías y la realidad de sensaciones engarzada en todo este elaborado escenario, que la proyecta en toda su sensibilidad a experimentar la explosión de sensaciones que espera con ansiedad que se concrete el anhelado encuentro consigo misma.
Los principios del placer en el sexo dicen:
- El deseo sexual y el orgasmo están sujetos a diversas influencias sobre el cerebro y el sistema nervioso, que controla las glándulas relacionadas con el sexo y los genitales.
- El ingrediente denominado deseo puede ser sin duda diferente entre los hombres y las mujeres. Los investigadores han publicado sin embargo similitudes, las provocaciones visuales estimulan la agitación sexual en las mujeres tan intensamente como lo hacen en el hombre.
- Lograr un orgasmo requiere no solo incremento de la excitación, sino también liberación de inhibiciones y controles de pensamientos así como de emociones, es indispensable el cierre del centro de vigilancia del cerebro en ambos sexos y un complot generalizado de acciones neuronales en las mujeres para abrir paso a la vorágine de eventos.
- Los centros del placer se encienden durante la excitación en el cerebro visualizados en la Resonancia Magnética funcional del cerebro, en ambos sexos pero de manera más intensa en el cerebro masculino.
- El sistema de recompensas prepara al individuo para más encuentros sexuales en busca de este logro llamado orgasmo, la intensión desde luego es la perpetuación de la especie.
- La manera de reiniciar el sistema se basa en lanzar estímulos dirigidos a la mente del sexo opuesto o de la pareja, para avivar la chispa con el recuerdo de las experiencias previamente vividas, es decir hacer a la mente reconocer el camino que la llevó a la recompensa.
La testosterona es la hormona ligada a los ovarios que se relaciona con el deseo sexual, en un estudio realizado en el 2005 las pacientes después de recibir parches de testosterona durante 12 semanas sintieron regresar el deseo sexual nuevamente . Sin embargo lo interesante del tema es que parte del grupo solamente recibió placebo y no testosterona. Volvieron a presentar orgasmos con sus parejas, ante los poderosos estímulos sexuales recibidos por el cerebro ante la creencia de estar en tratamiento para tener un mayor o mejor deseo sexual, los estímulos de las conferencias, conversaciones y sugerencias para las prácticas sexuales recomendadas fueron sin dudarlo parte importante del éxito de su caso.
El biólogo Alfred Kinsey en 1948 en la Universidad de Indiana describió las primeras investigaciones sobre las prácticas sexuales, su diversidad y la relación con los circuitos neurohormonales. En 1966 el ginecólogo William Masters y la psicóloga Virgina Johnson describieron como el organismo responde a la estimulación sexual, después de estudiar a 382 mujeres y 312 hombres en 10 000 ciclos sexuales.
El ciclo comienza con la estimulación que incrementa el flujo de sangre en el pene y en el clítoris, la vulva y la vagina se ingurgitan y humedecen, al contacto la excitación aumenta hasta llegar al acmé y la producción del orgasmo después de lo cual el organismo regresa al estado de pre-excitación.
en 1970 la psiquiatra Helen Singer Kaplan del programa de sexualidad humana de la Universidad de Cornell, agrega el deseo que precede a la excitación y al orgasmo, y que tiene una estrecha relación con la integridad y participación de la mente, la complejidad del proceso psicológico relacionado con el deseo, la fuerza destructiva de la ansiedad, la intensión de defenderse del encuentro sexual por prejuicios y el impacto de una deficiente comunicación de la pareja .
en 1980 la ginecóloga Rosemary Basson de la Universidad de British Columbia menciona que el deseo puede ser el estímulo para los genitales y a su vez incrementarse al ser éstos excitados. También define al orgasmo como sólo parte del círculo o de la progresión lineal del proceso sexual, comentando que cualesquiera de las partes del proceso puede llevar a la satisfacción tanto como el orgasmo.
Es entonces el deseo el enfoque principal y sus componentes lo que ahora intriga a los investigadores. En el caso de los hombres parece que el contacto táctil con el estímulo visual pudieran ser suficientes; en el caso de las mujeres un contexto más rico en emociones, imágenes, experiencias y pensamientos detonan su deseo, es decir el deseo de las mujeres se ubica en el contexto y es integral, sumando además que ella necesita tener una sensación de seguridad y nexo con su probable pareja. (Urologist Jennifer Berman).
También se descubrió que las mujeres pueden ser tan mediáticas como los hombres si se le ubica en un entorno con los suficientes estímulos para proceder de la misma manera (estudio de la psicóloga Meredith Chievers 2007) esto se logró con videos pornográficos homosexuales y heterosexuales. Los estímulos fueron sin importar el tipo igual de inductores para las mujeres, lo que permite observar que las mujeres son más flexibles en la diversidad y variedad de experiencias sexuales, los hombres son más selectivos en la selección de imágenes.
en el 2009 Leah Millheiser de la Universidad de Stanford usando una Resonancia Magnética funcional observó zonas de activación del lóbulo temporal, en mujeres que visualizaron material pornográfico, estas zonas están relacionadas con experiencias sexuales previas, siempre más intensas en mujeres con libido normal que en aquellas con problemas de libido.
El orgasmo se construye en la escalera de los eventos previos (recuerdos de otras experiencias) y escala de mejor manera hasta el acmé.
Carlos Beyer Flores endocrinólogo mexicano describe al orgasmo como la máxima excitación lograda por la suma de respuestas generadas en los receptores sensoriales del organismo combinada con pensamientos, reflexiones, emociones y experiencias previas.
Ken Berredin de la Universidad de Míchigan concluye en que el placer sexual es una especie de brillo que el centro emocional del cerebro (el sistema límbico), aplica sobre las sensaciones.
Existe una parte psico-neural otra neuro-endócrina en el proceso de la sexualidad. Se involucra el contexto social, la cultura, las costumbres, las creencias, los valores, la religiosidad, la personalidad de cada individuo y la multiplicación o suma de estos eventos que participan activamente en diferentes proporciones en el logro de la sexualidad, su diversidad y sus objetivos finales de reproducción o convivencia.
El orgasmo masculino es reproductivo con su eyaculación, el femenino tiene una connotación más intensa con la relación de convivencia y perpetuación del nexo con su pareja.
Bibliografía:
Scientific American Mind. Te Sexual Mind. The Orgasmic MInd. Vol. 25, no. 1. 2016
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
Hospital Angeles del Pedregal
Consultorio 717 de la Torre Ángeles
Tel 56522375