En 2010 Kristine y Michael Barnett decidieron cambiar su vida y adoptar a Natalia Grace, una pequeña niña ucraniana de seis años. Sin embargo, con el tiempo, la vida de la familia se convirtió en una película de terror y todos empezaron a temer por sus vidas.
La supuesta dulce pequeña era en realidad una mujer mayor de edad con un trastorno del crecimiento óseo, displasia espondilometafisaria (enanismo) que, según la pareja, “intentó matarlos”.
La pareja se enteró de esto tras sospechar de algunos comportamientos extraños de su hija. El vocabulario que empleaba parecía de una persona mayor y tenía la menstruación, según ha contado la madre adoptiva al diario británico Daily Mail.
«Ocurrió lo mismo que en la película La huérfana», dijo la madre, visiblemente afectada «Hablaba de asesinarnos y hacía dibujos diciendo que quería matar a miembros de la familia, enrollarlos en una manta y enterrarnos en un patio».
Los Barnett aseguran que muchas veces se encontraban en plena noche a su hija adoptiva junto a su cama; esta les decía que iba a apuñalarlos, pintaba con sangre los espejos de la casa y mantenía a la familia atemorizada, según ha contado la madre. Llegaron a esconder todos los objetos afilados que había en la vivienda para intentar protegerse.
Un día Kristine cazó a su hija echado lejía en el café que iba a tomarse y le preguntó qué estaba haciendo: “Quiero envenenarte”, le espetó, según su testimonio. En otra ocasión, comenta, la empujó contra una valla electrificada.
Ahora, los padres adoptivos de Natalia están imputados por negligencia grave.
Con información de El País