De pronto, las redes sociales comenzaron a inundarse de una extraña fotografía con todo y especulaciones. Incluso se llegó a decir que todo había sido causado por los extraterrestres, mientras que otras personas pensaron que se trataba de una generación de Inteligencia Artificial (IA).
¿Te imaginas que de pronto vas por una calle de la colonia Roma y en un terreno vez a un auto Tesla aplastado por una gigantesca cabeza Olmeca?, seguramente quedarías sorprendido como la mayoría de la gente que lo vio.
Pero, ¿cuál es la verdad?, vamos por partes.
Por si no lo sabes, un Tesla Model 3, el más barato que se puede comprar en México, anda por los $881,900 pesos y hablamos de la versión sencilla con tracción trasera, interiores negros y un solo motor, pero se eleva hasta los 3 millones de pesos aproximadamente.
Y el valor de una de estas esas colosales cabezas (cabeza Olmeca), distintivos de la civilización Olmeca de la antigua Mesoamérica, es incalculable.
Pues estos dos elementos fueron usados por el artista visual llamado Chavis Marmol, quien es originario de Hidalgo y echó mano de una gigantesca grúa para colocar esta singular muestra de arte.
Y aunque inicialmente fue el mismo artista quien subió la imagen, muchas personas la compartieron sin a descripción inicial, y si a esto le añadimos a la gente que simplemente iba pasando y tomó foto para después compartirla, pues ya te has de imaginar el relajo que se armó en redes sociales.
“Esta es la última de una serie de esculturas en la que retomo las cabezas olmecas para hablar de temas específicos. Esta pieza está compuesta por dos elementos por un lado tenemos una réplica de una cabeza Olmeca tallada en cantera de aproximadamente nueve toneladas, y un ‘Tesla model 3’ el cual fue destruido por el peso colosal de la cabeza”, fue el texto que posteó junto al video en su Instagram.
Incluso en el video, se ve el proceso el cual podrás ver en el siguiente video en donde lo entrevistaron:
«La cabeza Olmeca se impone ante el objeto tecnológico, lo revienta y lo aplasta y al final queda glorificada antes este objeto, que por muy tecnológico o por muy objeto de deseo, al final es eso, solo un producto de un sistema capitalista, cuando en realidad lo que importa es aquello de donde vinimos, aquello que somos y aquello que hemos sido generación tras generación».