Parece película de terror, pero es anécdota, pues resulta que un hombre de 55 años, en Estados Unidos, casi pierde la vista tras una picadura de abeja en el ojo.
Imagínate esto: un día común y corriente estás caminando por el parque, disfrutando del aire libre, cuando de repente una abeja decide que tu ojo derecho es el lugar perfecto para clavar su aguijón, pues esto es precisamente lo que le pasó a un desafortunado hombre en Estados Unidos, y el resultado fue casi catastrófico.
La historia comienza con una picadura en el ojo que dejó al pobre hombre con el aguijón incrustado en su globo ocular. ¡Sí, leíste bien! El aguijón se le metió en el ojo y tuvieron que sacarlo a la fuerza con pinzas.
Pero, como si esto no fuera suficientemente malo, no lograron sacar todo el aguijón, pues una pequeña parte quedó atrapada, empeorando su visión rápidamente.
Dos días después, nuestro desafortunado amigo estaba de vuelta en urgencias, prácticamente ciego del ojo derecho, motivo por qué tuvo que ser ingresado al Wills Eye Hospital en Filadelfia, donde los médicos encontraron una hinchazón severa en la córnea, esa parte transparente y en forma de cúpula que cubre el iris, la pupila y la cámara anterior del ojo… ¡imagínate el dolor y la desesperación de tener el ojo hinchado y sin poder ver bien».
«Al tener un aguijón clavado en el ojo, el riesgo de infección aumenta debido a que esta parte procede del interior de la abeja», informó el New England Journal of Medicine.
Y para añadir más drama a la historia, si bien es cierto que el tamaño de un aguijón de abeja varía entre 1.5 y 3 mm, le causó un daño enorme, y además de la hinchazón, el hombre sufrió sangrados en el ojo.
Por lo anterior, los médicos no tuvieron más remedio que seguir su caso de cerca y, sorprendentemente, después de cinco meses, su agudeza visual en el ojo derecho mejoró a 20/25.
Y es que, aunque es rarísimo que una abeja pique a alguien en el ojo, cuando pasa, puede causar daños serios, pues el veneno de la abeja puede dañar la córnea, el iris y la retina, llevando a la ceguera en casos extremos.
Este hombre tuvo suerte de recuperar su vista, pero definitivamente es una experiencia que nadie querría vivir, ni deseársela a su peor enemigo.