Maica Cabrera, de 61 años, que se dedicaba a la limpieza de un colegio, fue despedida tras dos décadas de servicio.
Parece que el lío de Maica Cabrera está tomando más fuerza que un huracán en TikTok. La gente está dividida entre los que piensan que la echaron injustamente.
Pero Maica no se queda callada, ¡para nada! La mujer está decidida a pelear hasta el final con el sindicato UGT a su lado, y también ella está dispuesta a demostrar que su baile con el trapeador no afectaba su trabajo y que, al contrario, le daba más ánimo para seguir adelante.
Y mientras tanto, en el Colegio Gandhi, el ambiente está más tenso que una liga a punto de romperse o como dijeran otros, tan denso que podría partirse con un cuchillo, pues las críticas que llueven de todos lados. Algunos padres de los estudiantes están defendiendo a Maica, diciendo que siempre cumplió con su trabajo y que los vídeos no eran para tanto.
Pero claro, también hay quienes están de acuerdo con la decisión del colegio y creen que Maica se estaba pasando de la raya y que había que ponerle un alto antes de que la cosa se saliera de control.
Y mientras tanto, la pobre Maica está en una montaña rusa emocional, por un lado, está indignada por lo que considera una injusticia, pero por otro, está preocupada por su futuro.
¿Qué va a pasar con ella ahora que la han sacado de la bronca después de tantos años de servicio?
Y la pregunta que todos se hacen es: ¿dónde está la línea entre la vida privada y el trabajo en esta era digital? Porque seamos sinceros, todos tenemos nuestros detallitos fuera del trabajo, ¿pero hasta qué punto eso afecta nuestra vida laboral?
El debate está más caliente que una sartén al fuego, y parece que todavía no hay una respuesta clara. Pero una cosa sí: la historia de Maica Cabrera nos ha dejado con esa extraña sensación de: ¿quién será el próximo en meterse en un lío por sus redes sociales?
Este es el contenido que le causó problemas:
@mayka.cabrera #unalimpiadoraconmuchamarcha hasta para limpiar hay que tener muxo arte #🤣🤣🤣