¡Imagínate esto! Tú estás en coma, tu familia ya aceptó donar tus órganos… y de pronto, ¡despiertas justo antes de que te lleven al quirófano! 😱
Eso fue lo que le pasó a Danella Gallegos, una mujer de 38 años sin hogar que, en 2022, terminó hospitalizada en Albuquerque, Nuevo México, tras una emergencia médica. Los doctores les dijeron a sus familiares que no había esperanza y ellos aceptaron la donación de órganos.
Pero unos días antes del procedimiento, su familia notó que Danella tenía lágrimas en los ojos. Los coordinadores dijeron que era algo normal, “reflejos oculares”, pero el día de la cirugía, una de sus hermanas vio que se movía… y cuando un médico le pidió que parpadeara, ¡lo hizo! “La sala estalló en suspiros”, contó un testigo al New York Times.
Aún así, los coordinadores querían seguir adelante y hasta sugirieron darle morfina para “calmar los movimientos”. Los médicos del hospital se negaron, cancelaron todo… y Danella se recuperó por completo.
No fue un caso aislado. En Kentucky, en 2021, Thomas “TJ” Hoover II, de 36 años, fue declarado con muerte cerebral tras una sobredosis. Cuando lo llevaban al quirófano para extraer sus órganos… ¡abrió los ojos! Ya en la sala, incluso gruñó, se movió y lloró. La presión para continuar fue enorme, pero el doctor a cargo detuvo todo y hoy Thomas sigue vivo, aunque con secuelas.
Estas historias forman parte de una investigación del New York Times que revela la presión institucional por acelerar trasplantes, incluso cuando podría significar que el donante… todavía está vivo.
Danella hoy dice sentirse “muy afortunada”, pero reconoce que pudo haber sido una tragedia. Y sí, su caso ha encendido el debate en Estados Unidos: ¿se están apresurando demasiado estos procedimientos?