Con tal de que lo vacunaran contra el COVID-19, una mujer tomó la decisión de atar a su marido con una cuerda para llevarlo hasta un puesto de vacunación para que le pusieran la vacuna por las buenas o por las malas.
En un video, grabado en una localidad al noreste de Brasil, se ve a un hombre sentado en la salita de espera del lugar, mientras su esposa, de pie, sujeta la cuerda.
Lo que no entendemos es cómo todo paso desapercibido, nadie en la calle que habló a la policía, o quizá sólo se hicieron los desentendidos; además, los encargados en aplicar la vacuna, ¿se la pusieron, a pesar de verlo que iba en contra de su voluntad?