Creo que ya encontré cuál es el gran problema de ‘La Momia’ (‘The Mummy’, d. Alex Kurtzman), y es que alguien decidió filmarla. Es así de simple. Este filme forma parte de un esfuerzo concertado por los Estudios Universal para lanzar su “Universo Oscuro”, una serie de películas cuyo hilo conductor se constituye por los monstruos clásicos de la época dorada del cine: Frankenstein, Drácula, El Hombre Lobo y el personaje que hoy nos atañe. Es en días como hoy cuando quisiera que esta moda de “universos cinematográficos” se hubiera quedado en el tintero, la verdad.
Esta cinta comienza mostrándonos cómo es que los antiguos embalsamadores perfeccionaron la técnica para evitar la descomposición de los cuerpos y lograr así que Tom Cruise siga protagonizando cine de acción a sus cincuenta y tantos años. No realmente, pero creo que esa premisa hubiera sido considerablemente más divertida. Cruise en realidad interpreta a un osado ex militar llamado Nick Morton, quien junto con su acobardado y escurridizo compinche Chris (Jake Johnson) se prepara para develar los secretos arqueológicos del sepulcro de una princesa egipcia, quien inexplicablemente fue enterrada en Mesopotamia.
Nick reanima “casi sin querer” al espíritu de la princesa Ahmanet (Sofia Boutella), una chica bastante brava que mató en la antigüedad a su padre el faraón y a su pequeño hermano, todo como parte de un ambicioso plan que acabó por ganarle el destierro y la momificación punitiva. Al revivir en la época actual, Ahmanet queda extrañamente atada a Nick, y este a su vez tiene que lidiar con una especie de implantación mental de la mortífera dama en su mente. Luego hay un lío sobre reanimación de cuerpos, una daga antigua, el sepulcro de unos caballeros de la Edad Media, un rubí, un excéntrico doctor apellidado “Jekyll” (Russell Crowe) y constantes preguntas por parte del auditorio en el tono de: “¿en serio el guionista de ‘Sospechosos Comunes’ tuvo algo que ver en esto?”
El renacer de la princesa lleva a Nick y a la bella egiptóloga Jenny (Annabelle Wallis) a buscar una respuesta a los súbitos cataclismos que se desencadenan en Londres y que amenazan en terminar con el mundo tal y como lo conocemos. Justo cuando piensas que esta situación no suena tan mala en la Era Trump, se suscitan varias secuencias de acción que permiten que Cruise le luzca un poco, algunos efectos en CGI que parecen sacados de un videojuego de generación anterior y algunos (brevísimos) instantes de liviandad y humor controlado celosamente.
¿Dónde comenzamos a ver los fallos de ‘La Momia’? Lo cómodo sería responder que estos comenzaron desde el anuncio de la resurrección de este personaje, pero no seamos cínicos. Queda claro que el guion intenta ser grandilocuente y relevante pero, al no contar con un conflicto real o un villano con motivos congruentes, tiene que suplir las carencias con más acción, más escándalo, más escenas que ponen en riesgo a los protagonistas. ¿Pereza argumental? No, esto va más allá, estamos adentrándonos en terrenos de parálisis argumental, siendo muy francos.
Es una pena ver el desperdicio que hace este filme de los recursos a la mano. Crowe es un grandioso actor, pero su presencia como Henry Jekyll no hace más que suspirar exasperadamente al reconocerlo como un elemento más de este curioso e innecesario universo de franquicias fílmicas. Y pésele a quien le pese, Tom Cruise suele ser un confiable héroe de acción que desafía al tiempo con cada nueva entrega y aún es capaz de sorprendernos con joyas como ‘Al Filo del Mañana’ o las entregas de ‘Misión: Imposible’. Aquí el pobre parece reconocer que nadie se tomó la molestia de elaborar una historia decente y prácticamente vemos en sus ojos la resignación de depositar otro jugoso cheque en su cuenta que preferiría haberse ganado con trabajo más exigente.
Resulta muy difícil encontrar un ángulo positivo para ‘La Momia’. No sé, ¿que no la hicieron durar más de dos horas? ¿Qué es probable que su malos presagios se traduzcan en una mejor serie de películas con el paso del tiempo? Que… no, no tengo mucho más, la verdad.
Miren, es un hecho que el Universo Cinematográfico de Marvel comenzó su éxito con una sólida película (‘Iron Man’) y de ahí fue formando una mitología propia con resultados exitosos. DC acaba de encontrar un respiro con ‘Mujer Maravilla’ tras una serie de esfuerzos desiguales, pero parecen haber hallado la tónica adecuada. Y ni hablar de lo que ‘Star Wars’ está logrando consistentemente desde que dejaron atrás la anquilosada visión de George Lucas y comenzaron a apoyarse en todo lo que otros autores fueron aportando al canon. Pero aquí cabría preguntarse: ¿era necesario otro universo más? ¿No aprendieron nada los estudios después de esfuerzos mal enfocados con los infinitamente más interesantes personajes de Drácula y Frankenstein?
Preguntas sin respuesta, momias sin chiste y una franquicia que amenaza con extinguirse antes de siquiera replantear su estrategia. A eso se resume ‘La Momia’, y aunque soy de la filosofía de dejar que la gente escarmiento por si sola, me duele un poco saber que hay quienes van a pagar un boleto por este monumento al desencanto. Ahórrate la molestia, te puedo asegurar que no te arrepentirás.
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