La noche en que conocí al Charro de México

Recientes

¡Gano hasta 12 mil pesos en un buen día Lady Pays!

Hoy les traigo la historia de una emprendedora que no sólo endulza los días con sus pays, ¡sino que también endulza el corazón de todo Nuevo León! Les hablo...

Develan billete de Lotería Nacional para conmemorar el centenario de la Facultad de Filosofía y Letras

Es un reconocimiento a la comunidad académica que busca construir, desde el humanismo y la visión crítica, una mejor sociedad, afirmó Fernando Macedo Chagoll,..

Inició la tercera edición de la campaña «Adoptaxolotl»

Salvar al axolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum), especie endémica de esa región actualmente en peligro de extinción, y restaurar su hábitat natural, es...

Reforma judicial: nuevas controversias ante la SCJN

La SCJN enfrenta una creciente ola de controversias legales derivadas de la reforma judicial publicada en septiembre de este año. Este jueves, se abrieron tr...

México ante la política comercial de Trump

México podría obtener una ventaja relativa sobre China si el gobierno de Donald Trump decide implementar una política arancelaria más estricta. Así lo afirmó...

Compartir

Ese día era un día de fiesta, lo recuerdo tan bien como si fuese apenas ayer, mi mamá nos había mandado bañar temprano porque iríamos a la ciudad.  No era una visita a la ciudad cualquiera, no señor, esa tarde estaría en vivo con su espectáculo ecuestre Don Antonio Aguilar.

Semanas antes mi padre y yo habíamos ido a comprar provisiones a la ciudad, fue al salir de una bodega de abarrotes cuando lo vi pegado a un viejo portón de madera, el cual padecía el pasar del tiempo y el color verde alternaba con las venas naturales.

¿Pero, podría ser posible?, mi corazón comenzó a latir más aprisa y con la voz que apenas me salía le dije a mi padre: “Antonio Aguilar viene a cantar,” mientras cargaba la camioneta apenas si me hizo caso y dijo: “Nombre, ¿cómo crees que va a venir para acá?, el anda por México, Monterrey, Estados Unidos, Puerto Rico y lugares así.”

Yo sin decir más le jalé la chamarra de cuero a mi padre y apunté para el portón; el volteó y lo pudo ver, ahí estaba, era ni más ni menos el anuncio de publicidad que avisaba que  efectivamente vendría Don Antonio, la Familia Aguilar y su espectáculo ecuestre.

Mi padre comenzó a caminar hacia el portón, sacó su paliacate rojo, se quitó el sombrero y mientras se secaba el sudor comenzó a leer al mismo tiempo que se le dibujaba una sonrisa en el rostro.

También te puede interesar:  La codicia rompe el saco… y hasta los pantalones

“Apá ¿y si venimos a verlo?,” le dije tímidamente esperando no hacerlo enojar.

Mi padre se dio media vuelta y apenas lo escuché decir: “luego vemos.”

¡Dios de mi vida! No dijo que no. Si hubiera dicho que no desde un inicio era un no rotundo, categórico e inflexible, pero si era un “luego vemos,” las posibilidades eran muchísimas.

Esa misma noche justo que terminaba su cena, se levantó y le dijo a mi mamá: “De este sábado en 15 días vamos a ver a Antonio Aguilar, prepárate y prepara a los muchachos.”

Todos nos volteamos a ver azorados.

El día llegó, y ya todos listos, nos subimos a la camioneta y partimos, en la parte de adelante iban mi padre, mi madre y mi hermanita, atrás de la camioneta mi hermano de 11 y yo de 12 años.

¡Era sin duda el día más feliz de mi vida! Después de tantos discos, de tantas películas iríamos a verlo en persona y con toda su familia.

Llegamos a la plaza de toros, mi padre se bajó y nos dijo que nos esperáramos, a mí me pareció una eternidad que no regresaba, una hora y media después regresó y se acercó a la ventana con mi mamá, le dijo algo, abrió la puerta y mi madre bajo. Cuando intentábamos bajar nosotros, nos dijo: “Espérennos aquí arriba de la camioneta, que al cabo están cerquita y se va a oír bonito.”

También te puede interesar:  Pepe Aguilar celebrará sus 50 años con nuevo material con 50 rolas #Pepe50

En ese momento sentí como se derrumbaban todas mis ilusiones mientras los veía perderse entre la multitud.

Yo me acosté en la caja de la camioneta viendo el cielo que empezaba a ponerse negro y estrellado.

Momentos después inició el espectáculo y alcancé a escuchar todo, los comediantes, las cantantes, en fin todo el elenco, cuando de pronto escuché “Con ustedes Don Antonio Aguilar.”

Don Antonio comenzó a cantar, echar relajo a sus hijos y lanzarle piropos a su bella mujer, entonces simplemente cerré los ojos y lo vi, lo vi tan bien que comencé a disfrutarlo, comencé a sonreír mientras veía lo que tantas veces había visto en el cine.

En ese momento vi a Don Antonio Aguilar, a su familia a sus caballos… y fui feliz.

 

¡Hasta la próxima semana ¡

 

Acá todas mis historias ► http://sp2018f01szjd.wpengine.com/category/don-rambaro/

Sígueme en Twitter  @DonRambaro

También estoy  en Facebook ►  www.facebook.com/DonRambaro

Comentarios