2016 probablemente con una realidad inquietante e irrefutable: ¡el clima ya está cambiando! Récords de temperaturas cálidas, en superficies terrestres y oceánicas, se establecieron mes con mes mostrando el vertiginoso calentamiento global como consecuencia de las actividades humanas por nuestros desmedidos hábitos de consumo. Sí, nosotros somos quienes deterioramos este planeta.
La Organización Meteorológica Mundial señaló, en un informe publicado este año, el inicio de una nueva era climática por las concentraciones de gases de efecto invernadero que han alcanzado niveles sin precedentes.
El aumento de los niveles de gases de efecto invernadero impacta en:
- Constante incremento de las temperaturas globales: cada año hay récord en las temperaturas promedio en superficies oceánicas y terrestres.
- Aumento del nivel del mar: Islas Marshall y Palaos ya están siendo afectadas por el crecimiento del nivel del mar y podrían desaparecer en 50 años.
- Acidificación de los océanos: afecta la vida marina en general.
- Calentamiento de los océanos y menor cobertura de nieve: el fenómeno de “El Niño” durante 2015 – 2016 fue el más intenso observado en varios años.
- Derretimiento de glaciares: montañas y casquetes polares pierden la cobertura de hielo a una velocidad nunca antes vista.
- Eventos climáticos extremos: sequías prolongadas y severas, mayor propensión a huracanes intensos, lluvias torrenciales a muy severas o total falta de lluvias en algunas zonas.
El Riesgo de desastre, que es la probabilidad de generar daños tanto materiales como a la vida ante la exposición cuando se está expuesto ante un peligro dado, puede aumentar significativamente como resultado de que los fenómenos climáticos (ciclones, tormentas severas, tornados, inundaciones, incendios, sequías prolongadas, etc.) sean más extremos y de mayor duración.
El riesgo se puede comprender con esta “fórmula”: Riesgo = Peligro x Exposición x Vulnerabilidad.
- Peligro: es la probabilidad de ocurrencia que un agente perturbador potencialmente dañino, de cierta intensidad, durante cierto periodo e un lugar determinado. El potencial del peligro se mide por su intensidad y periodo de retorno. (Peligros: sismo, ceniza volcánica, lahares, tsunami, ciclón, tormentas, granizo, meteorito, etc.)
- Exposición: es la cantidad de personas, bienes, valores, infraestructura que puedan ser susceptibles a ser dañados o perdidos; estas pérdidas pueden ser tanto materiales pero más importante pérdidas humanas.
- Vulnerabilidad: es qué tan susceptible o propenso de que un bien o la vida pueda ser afectado. (Una casa con techo de lámina es susceptible de desprenderse con vientos fuertes).
La temporada de ciclones tropicales 2016, ejemplificó perfectamente cómo se producen los desastres.
En la cuenca del Pacífico Nororiental se desarrollaron 21 ciclones tropicales de los cuales 20 fueron nombrados siendo los más importantes –por su impacto en México- Javier, que alcanzó la categoría de tormenta tropical y Newton, un huracán de categoría 1 que tocó tierra en Baja California Sur dejando daños en infraestructura básica y de servicios.
La cuenca del Atlántico fue bastante intensa y la más mortal en muchos años. Se formaron 16 ciclones tropicales (todos nombrados) siendo los más importantes Alex, con un inicio muy adelantado al formarse en enero y por sus efectos Danielle, Earl, Matthew y Otto.
Danielle tocó tierra en Veracruz como tormenta tropical el 20 de junio dejando lluvias torrenciales, y varias afectaciones sobre la costa además del interior de dicho estado.
El desastre en México comenzó a gestarse el 2 de agosto al formarse la tormenta tropical “Earl” que posteriormente se convertiría en huracán de categoría 1 para la tarde del 4 de agosto. “Earl”, como huracán categoría 1, tocó tierra en Belice y cruzó la Península de Yucatán para emerger al Golfo de México como tormenta tropical ya que había perdido fuerza al encontrarse con territorio continental y zonas montañosas de Chiapas; no dejó mayores afectaciones sobre Campeche y Tabasco ya que la mayor carga de agua quedó en Belice, Guatemala y zonas altas de Chiapas.
“Earl” permaneció como tormenta tropical y se “recargó” estando en el Golfo de México hasta tocar tierra en la zona centro – sur de Veracruz y así disiparse al encontrarse con las montañas de la Sierra Madre Oriental. Pero el peligro no había terminado.
Como se ha visto en con otros ciclones tropicales, no solo los fuertes vientos son el principal peligro para las poblaciones sino las lluvias torrenciales asociadas. Y este fue el caso para varias zonas de Veracruz y Puebla (principalmente) al haberse registrado una precipitación superior a 265 mm en menos de 24 horas. Esto significa que en un solo día llovió el promedio de lo que llueve en todo un mes. Tanta agua acumulada en tan poco tiempo provoca el rápido crecimiento de los cauces de los ríos y sus afluentes; en zonas de montaña, generalmente deforestadas para uso agrícola o habitacional, se saturen de agua debilitando las pendientes.
Se reportaron más de 60 fallecidos al norte de Puebla, Hidalgo y Veracruz.
Haití, el país más pobre de América que aún sigue sin recuperarse del devastador terremoto que en enero cumplirá 7 años de haber causado más de 300,000 fallecidos, sufrió de nuevo las consecuencias de los embates de la naturaleza ahora con el poderoso huracán “Matthew” que asoló la isla caribeña con vientos superiores 225 km/h (categoría 4).
Toda la porción suroccidental de Haití fue la más afectada. Se reportaron cerca de 1000 fallecidos y cientos de miles de hogares destruidos; por si fuera poco, a la emergencia se suma una epidemia de cólera por las condiciones insalubres sumado a un inexistente sistema de salud pública el cuál solo existe gracias a la ayuda internacional.
Con lo mencionado anteriormente sobre el riesgo de desastre, es fácil comprender cómo Haití puede ser devastado hasta por cualquier fenómeno que no sea de gran intensidad.
La temporada de ciclones tropicales cerró con el huracán Otto tocando tierra como un poderoso categoría 2 en los límites de Nicaragua y Costa Rica dejando también severas afectaciones en Panamá por sus bandas de lluvia. Otto dejó cerca de 20 muertos en esta parte de Centroamérica.
Finalmente, la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos es un gran peligro para el medio ambiente ya que se niega a aceptar la realidad por políticas que se centran en los intereses de las compañías energéticas que dominan gran parte de la economía mundial a un precio que paga cada ser que habita el planeta.
Mientras tanto, el clima está cambiando frente nuestra mirada y nuestras acciones son colectivamente nulas por revertirlo. ¿Podremos salvar al planeta?
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