¿Uppppsss que pasó?
Para los seres humanos el control de los esfínteres es socialmente muy relevante, una fase de nuestra educación y maduración neurológica se centra en este aspecto, donde quedamos capacitados para controlar la emisión de excretas a un programa personal que conocemos perfectamente para saber cuánto y hasta donde podemos retener las emisiones sin riesgo de tener un lamentable accidente; de hecho nos volvemos expertos en el proceso de tal manera que los riesgos están calculados y son mínimos si no es que nulos.
Sin embargo nadie se salva bajo condiciones adversas de poder sufrir de un padecimiento como la diarrea o las infecciones urinarias, donde la urgencia y la frecuencia se ven incrementadas en un proceso impredecible acompañado de inflamación que no se puede controlar con exactitud y donde todos preferimos indudablemente no alejarnos en lo posible del excusado, o aún más de nuestra recámara donde nos sentimos a buen resguardo o con la situación bajo control.
Las hemorroides que son colchones que cierran como válvulas por encima del esfínter del ano son constituyentes extraordinarios de nuestra seguridad, esta venas hemorroidales sirven para controlar la salida de gas y de contenidos intestinales de manera muy eficiente, en la medida que conservan su integridad sin inflamación, obstrucciones, traumas por excremento seco o trauma físico, se mantienen en óptimas condiciones agregando una gran tranquilidad a nuestra existencia diaria.
Los hombres tienen dos esfínteres para orinar, uno interno y otro externo, ambos muy eficientes y que nos permiten contener la orina aún en situaciones críticas con mucha eficacia. Las mujeres solo tienen un esfínter, razón por la cual no pueden contener la orina con tanta eficiencia, e inclusive si la vejiga está llena y tienen que realizar un esfuerzo entonces se enfrentarán al escape del contenido líquido de la vejiga de manera irremediable.
Conforme pasan los años las dos circunstancias van cambiando, en primer lugar porque no les damos el mantenimiento debido acudiendo a vigilancia pre y postparto con el médico urólogo, que no atendemos el estreñimiento de forma adecuada y no reparamos estructuras después del daño, con tratamientos adecuados antinflamatorios, descompresivos, dietéticos, medicamentosos, de habilitación mecánica y de rehabilitación ante daños severos.
Los enemigos del bienestar de nuestros esfínteres y sus estructuras musculares, neurológicas, ligamentarias, tisulares, mecánicas, de coordinación y autonómicas (lo automático que sucede de acuerdo a información que reciben los nervios y el cerebro y que no depende de nosotros), son las infecciones, los traumas mecánicos en las estructuras o en la columna lumbosacra, las enfermedades nerulógicas, la lesión y estiramiento de los ligamentos, la inflamación crónica, el envejecimiento de las estructuras, la destrucción por cáncer, la hiperactividad por desajuste de los procesos fisiológicos, la ateroesclerosis, el cáncer, la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, las iatrogenias en las cirugías, etc…
Conforme pasan los años nos volvemos más susceptibles, al ir sumando eventos, circunstancias, antecedentes, procesos a nuestras apreciadas estructuras que consideramos irrelevantes y que al paso del tiempo se vuelven eventos trascendentes para nuestro bienestar y calidad de vida. No hay nada más detestable para el vecino de alguien que percibir olor a excremento, o, a orina, es irremediable el rechazo ya que estamos condicionados por nuestro olfato a evitar estos olores (no pasa esto con las emisiones de las vacas, los seres humanos las toleramos perfectamente) lo que condiciona un aislamiento penoso y destructivo para la vida de quienes padecen de estos desajustes.
Los hombres después de los 40 años incrementan su frecuencia para orinar, retienen menos eficientemente el gas de su intestino. Si tenemos relaciones sexuales experimentamos un proceso inflamatorio discreto que nos hace tener más emisiones de orina con una discreta percepción de cosquilleo nada molesto pero constante por un lapso de varias horas.
El sexo anal puede ser muy traumático y dañino para el esfínter con desgarros y fisuras, si se practica debe estar bien asesorado para conocer los mecanismos para evitar el trauma.
Hay muchos tratamientos para reparación mecánica, implantes biológicos en el esfínter para mejorar su contractilidad, aditamentos para guardar las emisiones incontrolables, ejercicios, medicamentos y terapias que ayudan a mantener a raya las vejigas hiperactivas, las vejigas pequeñas, las próstatas retenedoras, las fístulas, las infecciones agudas y crónicas, además de los trastornos mecánicos.
Es importanteuna revisión por lo menos cada año con el urólogo y el proctólogo quienes serán los artífices del mantenimiento de nuestro organismo y de nuestra calidad de vida.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
Presidente de EIMM
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Physician
Hospital Angeles Pedregal
www.dralejandrocardenas.com. www.exerciseismedicine.org.mx