La cafeína es la droga más consumida en la sociedad occidental. El consumo de bebidas que contienen cafeína en muchos adultos y niños a menudo alcanza niveles que pueden inducir efectos farmacológicos (o sea no en una dosis convencional).
La cafeína es un compuesto alcaloide del grupo de las xantinas presente en los granos de café y cacao, las hojas de té, las bayas de guaraná y la nuez de cola, que se añade a refrescos y a diversas medicinas.
Actúa como pesticida natural, protegiendo las plantas de los insectos que se alimentan de ellas. El contenido medio de cafeína por 150 ml (1 taza) del café tostado molido es de alrededor de 85 mg; del café instantáneo, es de 60 mg; del café descafeinado, de 3 mg; del té en hojas o en bolsa, de 30 mg; del té instantáneo, de 20 mg, y del cacao o chocolate caliente, es de 4 mg. Un vaso (200 ml) de refresco con cafeína tiene entre 20–60 mg de cafeína.
La cafeína, teofilina y teobromina se unen a los receptores A1 y A2a de la adenosina, actuando como antagonistas competitivos (concentraciones de 10-40 micromol/L). Inhibe la fosfodiesterasa que da lugar a un aumento de las concentraciones de AMPc y de GMPc, una activación de canales de K+ y una inhibición de los canales de calcio de tipo N. En cerebro, los receptores de adenosina inhiben la liberación de numerosos neurotransmisores (GABA, acetilcolina, dopamina, glutamato, noradrenalina y serotonina), la cafeína producirá el efecto contrario estimulando alerta, concentración, mejor ánimo y capacidad de memoría.
Un adulto consume un promedio de 200 mg diarios (100-400 mg) de cafeína, principalmente a través de café y té, aunque también contribuyen los refrescos, como las
“bebidas energéticas”. No obstante, la dosis depende en gran medida de los hábitos en diferentes culturas.
La presencia de cafeína debe figurar claramente en las etiquetas de las bebidas que contengan más de 150 mg/l.
El noventa y nueve por ciento de cafeína ingerida se absorbe y distribuye a todos los tejidos y órganos del cuerpo humano.
Los efectos de la cafeína dependen en gran medida de la cantidad ingerida y de su efecto acumulativo de manera crónica, así como el desarrollo de tolerancia a los efectos.
El efecto agudo de la cafeína se presume que produce en los pacientes que no la acostumbran o en quienes han abandonado su consumo por un largo periodo, aumento de la presión arterial, presencia de arritmias cardiacas, alteraciones de la función miocárdica, aumento de los niveles plasmáticos de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina, la actividad de la renina plasmática (tiene que ver con la elevación de la presión arterial), incremento del colesterol, aumento de la producción de orina, secreción de ácido gástrico, y alteraciones en los patrones del estado de ánimo y del ritmo del sueño.
La tolerancia a la ingesta de cafeína crónica se desarrolla en la mayoría de los individuos con el cese de sus efectos sobre el sistema renal, el sistema cardiovascular, el sistema gastrointestinal y, en cierta medida, el sistema nervioso central (o sea deja de afectar al organismo).
Consumidores mesurados de cafeína no deben preocuparse por el efecto en su salud si sus otros hábitos de estilo de vida también son moderados.
La cafeína es la sustancia psicoactiva más ampliamente utilizada y, a veces se ha considerado una droga de abuso.
Efectos neurológicos.
Se relacionan con una sensación de bienestar.
Las cafeína en dosis que reflejen el consumo humano diario, no induce una liberación de dopamina en la superficie del núcleo accumbens, pero si conduce a una liberación de dopamina en la corteza pre-frontal.
La cafeína aumenta la utilización de azúcar en la superficie del núcleo accumbens cuando arriba en altas concentraciones al cerebro; esto, a su vez, estimula de forma inespecífica a la mayoría de las estructuras. Para estimular el núcleo caudado se necesita poca cantidad de cafeína (sistema motor extra-piramidal y las estructuras neuronales que regulan el ciclo de sueño-vigilia), las 2 funciones que son más sensibles a la cafeína.
Por lo tanto, aunque la cafeína cumple con algunos de los criterios para la dependencia de drogas, comparte con las anfetaminas y la cocaína una cierta especificidad de acción sobre el sistema dopaminérgico cerebral, no actúa sobre las estructuras relacionadas con la recompensa, la motivación y la adicción por lo tanto no crea dependencia.
Se puede generar tolerancia a algunos efectos subjetivos de la cafeína, pero la mayoría de las veces, no se produce una completa tolerancia en los efectos del SNC (Sistema Nervioso Central).
En los seres humanos, las funciones de refuerzo en el SNC (para continuar influyendo) de la cafeína, están asociadas a dosis bajas o moderadas, lo que no sucede con dosis altas que si refuerzan la adicción.
Las fuentes dietéticas para el consumo incluyen café, té, bebidas de cola y el chocolate, así como las bebidas energéticas.
Los efectos más notables de comportamiento de la cafeína se producen después del consumo de dosis bajas a moderadas (50-300 mg) e incluyen:
- mayor estado de alerta
- Mayor energía y capacidad de concentración.
Las dosis más altas inducen:
- Ansiedad
- Inquietud
- Insomnio
- Taquicardia.
Tras el cese del consumo de cafeína los síntomas de abstinencia se desarrollan en un pequeño número de casos, pero son normalmente moderados y transitorios.
Los efectos negativos del consumo de cafeína en dosis altas se observan principalmente en un pequeño grupo de personas que son sensibles a la cafeína. .
Sobre la base de una revisión científica y tomando en cuenta los datos clínicos, la posibilidad de añadir la presencia de abstinencia a la cafeína en los manuales de diagnóstico está siendo considerado.
La moderación y el sentido común son las claves para consumir alimentos y bebidas, que contengan cafeína.
Los conocimientos actuales del efecto de cafeína en la salud física y mental y la evidencia científica indica que el consumo moderado de cafeína tiene diversos efectos positivos sobre la salud, incluyendo aumento del estado de alerta, vigilia y sensación de energía. También mejora el rendimiento cognitivo (intelectual), aumentos de capacidad de atención y la capacidad de concentración, además de que acelera el tiempo de reacción, junto con las habilidades que requiere la lógica para la resolución de problemas.
La cafeína mejora el rendimiento cuando hay agotamiento por falta de sueño, reduce la fatiga física y mental, así como la sensación de esfuerzo debido al ejercicio físico. La literatura científica confirma que las bebidas con cafeína, pueden ayudar a los deportistas durante sus programas de ejercicio y en las competencias mejorando su desempeño y tolerancia al esfuerzo.
Los estudios realizados sobre el consumo de alcohol combinado con cafeína o bebidas energéticas han mostrado claramente, que ni la cafeína consumida en una bebida energética puede reducir o disminuir la sensación de intoxicación alcohólica.
Bibliografía
- Revista Médica del Hospital General de México. voll.75. Núm.01. Enero – Marzo 2012
- Medscape. Neurológic Effects of Caffeine.Chawla J. MD. Nov 11.2015.
- Todo lo que necesitas saber sobre la cafeína. http://www.ific.org/sp/publications/brochures/caffeinebrochsp.cfm
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
Presidente de Ejercicio es Medicina en México AC
Ex-presidente del CMIM
Miembro del Comite Ejecutivo del ISIM
Fellow of the American College of Physicians
Hospital Angeles del Pedregal
Consultorio 717 de la Torre Angeles
tel: 56522375
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