El pasado lunes, Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, afirmó en un discurso durante un foro empresarial organizado en el palacio presidencial de Malacañang, en Manila, había matado a drogadictos y traficantes de drogas mientras era alcalde de Davao.
«En Davao, lo solía hacer yo personalmente (matar). Quería enseñar a los policías que si lo hago yo, ¿por qué no van a poder hacerlo ellos?», dijo el político de 71 años.
«Daba vueltas por Davao en mi moto (…) y patrullaba las calles. Realmente estaba buscando jaleo», afirmó.
La senadora Leila de Lima dijo que Duterte se había puesto «al borde de un proceso de destitución» por decir que no permitirá que acaben en la cárcel los policías acusados por la Oficina Nacional de Investigación de Filipinas de asesinar al destacado narcotraficante Rolando Espinosa en su celda.
En otras declaraciones de Duterte a finales de ese año, cuando anunció su candidatura a la presidencia de Filipinas, afirmó haber matado a otras tres personas durante el secuestro de una niña en Davao. De las 5 mil 900 muertes fruto de la campaña contra las drogas, más de 4 mil fueron ejecuciones extrajudiciales después de que Duterte llamara en repetidas ocasiones tanto a policías como a ciudadanos a matar a los drogadictos y traficantes que conocieran.
Con información de Excélsior