La noche del pasado jueves, medios locales de Saskatchewan, Canadá, informaron sobre la muerte de Stephanie Blais, a causa del ataque de un oso negro.
De acuerdo con los reportes, Blais se alojaba en su cabaña familiar en McKie Lake, al norte de Buffalo Narrows, con sus dos hijos: Elie, nueve años; y Uma, dos años, cuando fue atacada.
La víctima mantenía una llamada telefónica con su padre, Hubert Esquirol, cuando fue atacada por el oso dentro de su hogar y frente a su hijo de nueve años. «Me quedé en la línea unos minutos antes de colgar e intentar llamar de nuevo (…) los sonidos eran muy perturbadores», detalló el hombre.
El esposo de Blais fue quien finalmente llamó Hubert Esquirol para informarle que Stephanie había sido atacada por un oso y que había tenido que dispararle al animal para que dejara libre a la mujer. Luego de esto, habría procedido a darle RCP, pero ya no tenía pulso.
Pese a la sorpresa que representó dicho ataque, pues de acuerdo con el padre de la víctima «nunca ha habido osos provocados o que parecieran enojados» en aquel destino, un oficial de conservación sostuvo que el ataque del oso no fue provocado.
«Curtis manejó la situación extremadamente bien», dijo Esquirol y reflexionó que aquello podría haber sido mucho peor, pues los niños podrían haber estado cerca de ella en el momento del ataque.
Con información de Daily Mail