La Amazonía arde. Y tal es la extensión de los incendios que afectan a esta región crucial para el planeta, que muchos estados amazónicos como Amazonas y Acre en Brasil se han declarado en emergencia o alerta ambiental.
Con más de 74.000 incendios registrados desde enero, según datos del INPE (siglas en portugués del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil), Brasil muestra un aumento de incendios forestales de 83% respecto al año pasado.
Se trata del número de incendios más elevado desde que comenzaron a tomarse registros en 2013.
Y los incendios de la Amazonía no se han limitado a Brasil, también afectan las regiones amazónicas de Bolivia, Paraguay Perú.
¿Pero cómo se llegó a esta situación? ¿Qué dio origen a estos múltiples incendios que generaron una ola internacional de críticas a la política ambiental del presidente brasileño, Jair Bolsonaro?
Acciones humanas
Una de las causas a las que suelen atribuirse los incendios forestales es la temporada seca.
El ministro de Medio Ambiente brasileño, Ricardo Salles, publicó en cuenta de Twitter el miércoles que «el clima seco, el viento y el calor hicieron que los incendios aumentaran en casi todo el país».
Sin embargo, según le explicó a la agencia Reuters Alberto Setzer, investigador del INPE, «no hay nada anormal en torno al clima o las precipitaciones en la región amazónica este año, que están solo un poco por debajo del promedio».
Si bien la estación seca crea las condiciones favorables para el uso y la propagación del fuego, «iniciar un incendio es el trabajo de los humanos, ya sea de forma deliberada o por accidente».
Setzer se refiere a los incendios iniciados por agricultores y campesinos, que utilizan a las llamas como herramienta para despejar un área que primero talan, para crear espacio para sus animales y plantas.
Estos espacios despejados se utilizan normalmente en esta región para criar ganado y cultivar soja.
«No hay fuego natural en el Amazonas. Hay personas que practican la quema, que puede empeorar y encender incendios en la estación seca», señala el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía, conocido por sus siglas, IPAM.
Para Paulo Moutinho, investigador del IPAM, el alarmante aumento en los incendios de la Amazonía brasileña se debe gran parte al avance de la deforestación y no a la temporada seca (que este año, dice, no ha provocado una sequía tan severa como en años anteriores), como sostiene el gobierno de Bolsonaro.
En una entrevista con Reuters, Moutinho explicó que la falta de prevención es lo que hace que los incendios iniciados deliberadamente para despejar un área ya desforestada para abrir caminos o preparar la tierra para cultivo, «se propaguen a áreas que no se quería quemar y que están más secas».
Por su parte, el presidente brasileño ha ido más allá de la temporada seca para explicar la causa de los incendios, y ha llegado a decir, sin presentar ningún tipo de evidencia, que organizaciones no gubernamentales podrían haber comenzado los incendios a fin de socavar su autoridad.
Correlación deforestación-incendios
Una nueva investigación del IPAM y la Universidad Federal de Acre, en Brasil, contradice la explicación del gobierno con resultados contundentes.
De acuerdo al estudio, el número de incendios en la Amazonía está directamente relacionado a la deforestación: las diez municipalidades de la región con más advertencias de deforestación son las que más sufrieron incendios en el año.
«Los diez municipios amazónicos que más reportaron brotes de incendios también fueron los que tenían las tasas de deforestación más altas. Estos municipios son responsables del 37% de los brotes de incendios en 2019 y del 43% de la deforestación registrada hasta julio», dice el texto.
«Esta concentración de incendios forestales en áreas recientemente deforestadas con sequía leve representa una fuerte indicación del carácter intencional de los incendios: la limpieza de áreas recientemente deforestadas», añade.
Según le explicó a BBC Brasil el climatólogo Carlos Nobre, esta correlación era esperable: normalmente, quienes quieren despejar un espacio de bosque primero le quitan los árboles y, después de unos meses, lo incendian.
«La dinámica es la siguiente: despejan el bosque, esperan unos meses a que se seque y luego le prenden fuego. Si tratas de hacerlo al día siguiente no se quema, porque la vegetación está húmeda», dice.
«Hace falta esperar un par de meses, y luego prende fuego. Y siempre, cada año, agosto y septiembre son los meses con el mayor número de incendios», le dice a la BBC el investigador, quien hizo su doctorado en el MIT, en Estados Unidos.
Asimismo, el cambio climático contribuye al problema. Sin bien no es la causa, ha hecho que la selva se vuelva más vulnerable a las llamas, le explicó a BBC Mundo Jos Barlow, profesor de Ciencias de la Conservación de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido.
«Tan solo las subidas de la temperatura, que ya se están dando en la Amazonía, hacen que la selva sea más inflamable».
Fuente: BBC Mundo