Ni bastón, ni achaques, ni reumas… ¡Estos abuelitos resultaron unos auténticos maestros del engaño!
En San Miguel, una cámara de seguridad captó el momento exacto en que cuatro adultos mayores, con pinta de clientes educados y modales impecables, robaron una farmacia utilizando una maniobra tan ingeniosa como insólita.
El video —que ya circula en redes como pólvora— muestra a los llamados “abuelitos elegantes” entrando con toda calma a una botica del barrio. Nada de prisas ni miradas sospechosas… cada uno tenía un papel que cumplir en su plan casi teatral.
Uno de ellos, con paso lento y gesto de dolor, finge un fuerte malestar en la cintura. Se acerca al mostrador y le pide a la empleada que le ayude a elegir un medicamento inyectable.
Mientras ella se concentra en atenderlo, los otros tres se despliegan por el local como si fueran un comando perfectamente sincronizado.
En cuestión de segundos, los cómplices comienzan a guardar discretamente productos dermatológicos de marcas reconocidas dentro de sus bolsas y bolsillos. Cremas, lociones, tratamientos… todo de alto valor y fácil de revender.
La trabajadora, sin sospechar nada, sigue atendiendo al “paciente”, hasta que los cuatro ancianos se retiran con total serenidad, dejando tras de sí una estela de cortesía… y estantes vacíos.
Una coreografía del delito
El modus operandi dejó a todos boquiabiertos: sin violencia, sin correr, sin levantar la voz.
Solo bastaron buenos modales, una actuación convincente y una distracción bien calculada para consumar el robo.
Según reportó El Comercio, las autoridades ya revisan los videos y buscan identificar a los implicados, quienes podrían estar detrás de otros robos similares en la zona.
Por ahora, los vecinos no salen del asombro.
Algunos los llaman “los Robin Hood de las cremas”, otros bromean con que “la tercera edad nunca se había visto tan astuta”…
pero lo cierto es que los “abuelitos elegantes” demostraron que la picardía no tiene fecha de caducidad.

