Corea del Norte llevó una nueva prueba nuclear, la sexta de su historia, en la que detonó con éxito una bomba de hidrógeno. El ensayo es el más potente hasta la fecha y confirma el acelerado desarrollo de su programa de armamento nuclear.
Kim Jong-un, firmó personalmente la orden para llevar a cabo la prueba, dejó clara una vez más su voluntad de lograr su objetivo a pesar de los reproches de la comunidad internacional y las sanciones económicas al régimen que lidera. La meta es tener la capacidad de atacar territorio continental estadounidense con armas nucleares, y según la televisión estatal norcoreana esta última prueba ha contribuido «a completar la fuerza nuclear del Estado».
El ensayo provocó un terremoto de magnitud 6,3 que se sintió en la provincia china de Jilin, fronteriza con Corea del Norte, y también en la ciudad rusa de Vladivostok. Minutos después se registró un segundo temblor de magnitud 4,6, que podría deberse a un hundimiento subterráneo causado por la primera explosión.
Con información de El País