López Obrador se sometió a una hora y media de preguntas incómodas de periodistas del grupo Milenio. Entre los temas tocados estuvieron las reformas estructurales, sus alianzas con grupos conservadores, la inseguridad y EPN. Con respecto a éste último volvió a ratificar que no lo encarcelará -tildando de demagógico el mensaje de Anaya- argumentando la ausencia de un marco legal.
En el campo social, pidió «una tregua» sobre asuntos como el aborto o el matrimonio homosexual, temas puestos en entredicho por el Partido aliado Encuentro Social. Sobre las elecciones del 1 de julio dijo que se celebrarán «bajo la sospecha del fraude».
En el tema económico, Obrador insistió en que las reformas estructurales han sido una estafa. «Dijeron que bajarían los precios de luz, gas y gasolina y no ha sucedido. Actualmente extraemos el mismo número de barriles de petróleo que hace 40 años (…) Las mal llamadas reformas no mejoraron la situación de los ciudadanos y la gasolina es más cara que en Estados Unidos o en Guatemala donde no tienen petróleo. ¿Dónde están los beneficios de la reforma energética?», defendió.
En cuanto al problema de la corrupción sólo dijo que predicará con el ejemplo: «Seré un presidente honrado y, por extensión y con el ejemplo, los gobernadores y presidentes municipales también lo serán».
A su vez, prometió reducir a la mitad los delitos y vinculó la inseguridad con la educación: «Para lograr la pacificación del país «vamos a atender las causas (…) porque no se puede apagar el fuego con el fuego», insistió. Obrador vinculó inseguridad y educación y dijo que durante su gobierno «No habrá jóvenes rechazados en universidades públicas».
Sobre el ejército, encargado de combatir a los cárteles de la droga, reconoció que es imposible que regresen a los cuarteles en caso de una victoria electoral «porque eso sería un desastre». «Yo sé cómo está la situación ahí fuera», dijo a los periodistas en referencia a sus largas giras por todo el país.
Con información de El País