¿Qué pasaría si Donald Trump gana las elecciones? Imaginemos que es la mañana del 20 de enero de 2017, el día en que el nuevo presidente de Estados Unidos toma el poder. Donald Trump pone su mano sobre la Biblia y millones de personas alrededor del mundo lo observan mientras él jura “preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos de América”.
Sin duda, ante este escenario, el gobierno mexicano estaría bastante preocupado, pues más allá de los insultos racistas, las consecuencias para México en todos los aspectos serían terribles, pero vamos por partes.
Donald Trump anda el camino hacia la presidencia de Estados Unidos acompañado de odio en su discurso y rodeado de violencia en quien lo apoya. Los dichos y propuestas del candidato a la Casa Blanca han despertado el descontento de la comunidad internacional, y para muchos, hoy es un peligro latente que amenaza con convertir al país más poderoso del mundo en un repartidor de políticas racistas y radicales.
Trump, acostumbrado a la atención mediática desde siempre, ha sabido aprovechar su pensamiento descabellado e inverisímil para generar todo tipo de reacciones, mismas que lo han ayudado a posicionar su imagen en todas las plataformas y que de acuerdo a The New York Times, le han valido una cobertura equivalente a mil 898 millones de dólares, pese a sólo haber invertido 10 millones.
Sin los reflectores, las propuestas del candidato resultan más aterradoras. De llegar al poder, sus esfuerzos estarían enfocados en deshacer importantes acuerdos comerciales internacionales; enviar más tropas a Irak, prohibir la entrada de musulmanes, promover la portación de armas entre ciudadanos norteamericanos, así como construir un muro en los límites de Estados Unidos y nuestro país.
Es verdad que el hecho de construir un muro a lo largo de los 3 mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos no es cumplible. No porque su costo sea descomunal o porque nuestro país se niegue a pagar tamaño despropósito, sino por la infinidad de obstáculos legales y logísticos que enfrentaría un proyecto de esa naturaleza. Sin embargo, una barda no es la única manera de endurecer la frontera.
La administración de Trump probablemente aumentaría el tamaño y las capacidades de una patrulla fronteriza ya fortalecida. Además, diversos sistemas remotos de vigilancia podrían desplegarse de forma más agresiva. En general, la frontera se haría más impermeable si Trump llega a la presidencia. Con ello, se intensificaría el conflicto entre grupos criminales por el control de las rutas de tráfico ilícito que permaneciesen abiertas. El resultado: más violencia del lado mexicano, más drogas en territorio de EU.
Por otra parte, una de las preocupaciones más profundas tiene que ver con la política migratoria de aquel país. El presidente Obama ha deportado a más de dos millones de extranjeros desde 2009 y si Trumpes fiel a su retórica, sería mucho peor. Las órdenes ejecutivas que hoy protegen a una parte considerable de la población inmigrante serían abrogadas. Eso conduciría a un aumento acelerado en las deportaciones de mexicanos. En un contexto de tensión en la relación bilateral, los programas de repatriación ordenada podrían verse afectados. En consecuencia, el hecho de deportar a 11 millones de connacionales que viven en Estados Unidos, o de dar por terminado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), las consecuencias para la economía mexicana serían devastadoras.
En el año 2014 México realizó exportaciones totales por 397,128 miles de millones de dólares, de los cuales 318,365 millones tuvieron como destino Estados Unidos, lo que representa 80.2 por ciento del total. Por su parte, en ese mismo año México realizó importaciones totales por 399.997 millones de dólares, lo que representó 48.82 por ciento del total importado por nuestro país.
Además, sería tóxico para el gobierno mexicano cooperar abiertamente con una administración estadounidense decidida a sellar la frontera y deportar a millones de mexicanos.
Con Donald Trump en la presidencia, la desconfianza se convertiría en la característica dominante de la relación entre México y Estados Unidos. La frontera se volvería una región más conflictiva y nuestro país tendría que afrontar la cacería y el posible regreso, voluntario o no, de millones de migrantes… Es mi opinión.