Las enfermedades no respetan las fronteras

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Las mutaciones de un virus pueden sucederse en cualquier momento, una vez ocurridas pueden aumentar su letalidad tal cual como sucede con las epidemias de influenza desde hace muchos años; la manera de contener el problema que es la cuarentena y el aislamiento son endebles, porque basta que una pequeña fuga se origine para expandir la infección a otras personas y estas a su vez en un periodo de incubación en el que no manifiestan muchas alteraciones, se conviertan  en transmisores de una enfermedad que puede ser letal para muchas personas, que a su vez la transmitirán sin control.

La aparición de las vacunas, las medidas preventivas y la aparición de resistencia natural en algunos seres humanos ayuda al control de estas epidemias que sin dudarlo esperan el siguiente evento para mutar y agudizar su capacidad mortífera.

Los cambios en los seres vivos y todo lo que los rodea van al unísono, una cosa influye sobre la otra de tal manera que sin dudarlo se hace presente el efecto mariposa, donde un aleteo en África impacta en otros lugares del orbe, si no, recuerden el reciente evento donde cientos de personas se vieron afectadas por la presencia del Ebola, que parece no respetar las medidas de aislamiento y preventivas de quienes viven en las zonas afectadas. Recordemos el pánico que se ha generado en la población médica que no sabe como confrontar el problema si algún desafortunado día se sale de la contención africana.

La degradación de los alimentos, de la calidad del agua, la contaminación ambiental,  la producción en serie de aves, peces, mariscos, vegetales, frutas, reses sin dudarlo nos está cambiando el comportamiento metabólico, sin importar si lo que consumimos viene de Asia, de Sudamérica, de Canadá o de Norte América, de cualquier forma somos sujetos de influencia por este efecto mariposa que aunque se genera a miles de kilómetros nos afecta, como en el caso de los océanos donde los niveles de mercurio contaminan la fauna marina, o donde las reses reciben clembuterol, o donde la aves se alimentan con productos de baja calidad y las frutas y verduras son modificadas genéticamente para asegurar un mejor tamaño, un tiempo más corto para cosechar y un costo de producción más económico.

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Desde hace muchos años nuestros ancestros han sido protagonistas de este cambio impredecible y nos henos cuestionado cuál fue, es y será el impacto al confrontarnos con este cambio del cual no tenemos ningún control y que sospechamos influye de manera importante en la constitución del nuevo ser humano del siglo XXI.

La tecnología en la producción de alimentos y la mercadotecnia de las transnacionales ha modificado los escenarios dejando pocas opciones en el consumo de alimentos de producción rápida, con contenidos exagerados de grasas tóxicas y concentraciones absurdas de carbohidratos que en definitiva nunca vamos a consumir con nuestras actividades.

Aunque la obesidad no es unigénica y va mas allá de un desequilibrio entre lo que consumo y gasto, no cabe duda que nuestro sedentario estilo de vida propiciado por la modernidad nos está llevando a una debacle en cuestiones de salud.

Los millones de seres humanos que cada año mueren a consecuencia de los desarreglos en los hábitos, la ignorancia en cuestiones de salud, el desconocimiento de sus factores de riesgo por herencia familiar, por vivir en una zona geográfica determinada o porque genéticamente se encuentra afectado el comportamiento metabólico con modificaciones temporales o definitivas son un escándalo mundial en la Salud Pública.

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A pesar de las evidencias en los enlaces entre el origen de los problemas y la manera de prevenirlos no podemos adoptar los sistemas que lógicamente pueden revertir el proceso en las próximas décadas, por trabas burocráticas, deficiente destino de los presupuestos, falta de educación, o una concepción errónea de lo que el tiempo permite para tomar medidas que revolucionen el proyecto integral de vida en la aldea global.

En la Ciudad de México, vivimos rodeados por cinturones de miseria, enfermedad, insalubridad, ignorancia y delincuencia que nos mantiene sitiados sin darnos cuenta en constante riesgo, la solución debe incluir a todos, en todos lados, ya que si no es así, el éxito nunca llegará.

Los indigentes de la india, de África, de Centroamérica experimentan los cambios en indefensión de las agresiones que hemos descrito siendo terreno fértil de poderosos cambios que habremos de lamentar de no tomar medidas cuanto antes.

Debemos tomar decisiones pensando en el futuro de toda la humanidad ya que una consideración individualista nos garantiza el fracaso, como se ha estado experimentando en la actualidad.

El azar en la evolución nos consolidó, pero en esta ocasión nuestra participación es indispensable con el recurso más importante del que disponemos, la inteligencia y el sentido humanitario que nos caracteriza.

 

Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
Fellow of the American College of Physicians
Representante de ISIM en México
www.dralejandrocardenas.com

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