Tres meses, dos semanas y cuatro días lleva Topiltzin recostado.
Y desde hace un par de días, la fiebre no quiere abandonar el débil cuerpo de ocho años de Topiltzin.
Una rara enfermedad que llegó con los hombres del mar llena su cuerpo de ronchas rojas, quebranta sus fuerzas y le roba la conciencia.
Sus padres y sus hermanos no se han movido de su lado.
De pronto, el escalofrío que siente en cada centímetro del cuerpo desaparece. Un silencio total se adueña del ambiente.
Topiltzin siente que todo está en calma. Ya no hay dolor, ni frío, ni miedo. Abre los ojos lentamente y descubre que ya no está en casa con su familia.
Ahora, el pequeño Topiltzin se encuentra en el Mictlan, la región de los muertos, donde inicia un largo trayecto.
En su camino, Topiltzin se enfrenta al cruce de las rocas que chocan entre sí, desiertos y colinas.
Una vez del otro lado, llega algo mucho más peligroso, el cocodrilo llamado Xochitonal. Pero la valentía de Topiltzin consigue vencerlo y arriba a la zona donde el viento lleva filosas obsidianas, las cuales también logra sortear Topiltzin.
Finalmente, queda un río caudaloso en su camino. Y en ese momento acude en su ayuda xólotl, un perro guardián sobre el que Topiltzin trepa y así consigue cruzar el peligroso río.
Topiltzin llega ante la presencia de Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, los dioses de la oscuridad y la muerte. Entonces, Topiltzin entrega unas ofrendas a estas deidades y consigue con esto la liberación de su alma y el paso al siguiente plano.
Pero antes de cruzar ese umbral, Topiltzin alza la mirada y comprueba lo que dice la leyenda… Mictecacihuatl es una diosa descarnada con cabeza de calavera, con los pechos expuestos y numerosos pliegues en su abdomen que representan sus múltiples partos.
Su misión es cuidar los huesos de los muertos y presidir los ritos funerarios. Por eso se popularizó su imagen de calavera como símbolo tradicional de las fiestas de los muertos celebradas los días 1 y 2 de noviembre.
En este periodismo de vida, hoy que estamos festejando el 2 de noviembre, iniciamos con la historia de un niño que llega a la región de los muertos y se encuentra con el referente que da origen a lo que hoy conocemos como La Catrina.
Esta imagen de una calavera, dama elegante, blanca y delgada, es el símbolo popular de la muerte bautizada como Catrina por el muralista Diego Rivera. Aunque también Guadalupe Posada la había incluido en sus litografías, antes que Rivera.
La historia de esta dama huesuda inicia durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. Cuando se popularizan textos burlones escritos por la clase media que critican a las clases privilegiadas del país, acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos, en los periódicos opositores al gobierno.
José Guadalupe Posada es entonces un célebre grabador, caricaturista e ilustrador que habla de las injusticias y desigualdades del país en la sociedad porfiriana.
Las calaveras de Guadalupe Posada le dan una notable fama en México y las bautiza como “Las calaveras garbanceras”, que representan al que a pesar de tener sangre indígena pretende ser europeo. Ese es el significado de garbancero.
Esta influencia de Posada llega posteriormente a Diego Rivera y rebautiza a la calavera como “Catrina”, añadiéndole nuevos atributos, ropa, porte y elegancia. Es precisamente así como podemos verla en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.
¿Y por qué la llama Catrina?
En el pasado, la palabra “catrín” se usa para describir a un varón elegante y bien vestido, normalmente de la aristocracia, que va acompañado de una mujer con las mismas características.
Si buscamos este mural de Rivera, pintado en 1947, podemos ver estos rasgos en la calaca que está a un lado de Frida Kahlo y dando la mano a un niño.
Hoy en día, esta invención popular se ha vuelto una costumbre que ya traspasó los límites del lienzo y el grabado de sus dos creadores para ser parte de la cultura mexicana, en la que ahora los maquillajes y vestuarios son parte indispensable de estas fechas del 1 y 2 de noviembre.
Prácticamente en todos los estados de la República Mexicana se realizan los famosos desfiles de catrinas. Recordemos que el año pasado se rompió el Récord Guinness tras concentrar en un solo lugar el mayor número de catrinas y catrines, en Celaya, Guanajuato.
Fueron exactamente 856 personas caracterizadas como catrinas. Y ganaron a los de Baja California, que habían impuesto el récord con 587 catrinas, horas antes.
Este tipo de festividades son las que nos hacen estar orgullosos de nuestras raíces mexicanas. Porque así como los vecinos del norte tienen su Halloween, aquí en México una gran parte de la población acostumbra disfrazarse de catrina o catrín.
Me da gusto que cada año son más los que prefieren realizar vestuarios fastuosos y maquillajes impactantes de catrina en estas fechas, que incluso hasta se realizan concursos para ver quién se esmera más.
No perdamos estas tradiciones que son reconocidas en todo el mundo como algo que nos hace únicos como país. Y no olvidemos que son fechas en las que la convivencia familiar son la base de todo.
Te invito a que compartas en las redes sociales de QTF las fotos que tienes caracterizado de catrín o catrina.