A principios del siglo 20 se inventa la fotografía y pocos años después surge una leyenda sobre tribus aborígenes en Sudamérica que se niegan a ser fotografiados por temor a perder su alma.
Pero sobre el arte de la fotografía, se dice que un buen fotógrafo es precisamente un ladrón de almas, aquel que además de plasmar una imagen, también proyecta la esencia, la circunstancia y la emoción del momento capturado.
Uno de los grandes fotógrafos del mundo llamado Walter Reuter nace en Berlín en el año de 1906. Descendiente de obreros, sólo consigue estudiar dos años y sus papás lo envían a Polonia para protegerlo de la Primera Guerra Mundial.
Cuando regresa a Alemania trabaja como aprendiz de fotografía y grabado, y elige estudiar periodismo. Profesión que le permite documentar las atrocidades del nazismo desde sus inicios.
Fotógrafo de El Periódico Ilustrado de los Trabajadores, Reuter registra la miseria de la primera posguerra y la terrible vida de los trabajadores berlineses.
En 1929, el jefe de la policía de Berlín prohibe una manifestación de obreros contra los nazis, pero aún así se lleva a cabo y 30 personas terminan asesinadas. A raíz de esto, Reuter intenta organizar una protesta desde la imprenta donde trabaja y lo despiden.
No olvidemos que en 1930 el Partido Nacional Socialista llega al poder y se dedica a eliminar a sus opositores. Inmediatamente Reuter ingresa a la lista negra, sin la posibilidad de encontrar empleo, y se ve obligado a salir del país.
Walter Reuter viaja a Francia, después a Suiza y termina en España en 1933, durante la Segunda República. En medio de cambios radicales en la política, el arte y la economía, el país ibérico se colma de cooperativas, escuelas laicas, pintores y poetas.
Reuter aprende rápido el idioma castellano y documenta la vida cotidiana de la República, hasta que el 1936 el general Francisco Franco dirige un golpe de estado y el fotógrafo alemán se enlista en la milicia andaluza organizada por las Juventudes Socialistas Unificadas.
Reuter tiene como arma principal su cámara y envía fotografías a varios medios como la agencia Black Star en Nueva York y a Londres. En este tiempo, otro gran fotoperiodista de origen húngaro, Robert Capa, le permite a Reuter revelar e imprimir fotos en su cuarto oscuro.
Al triunfar el franquismo Walter Reuter huye a Francia, dejando una gran cantidad de material fotográfico. Poco tiempo después es capturado y enviado a un campo de concentración en Marruecos, de donde logra escapar y llega a la ciudad de Casablanca.
Pero la policía francesa lo vuelve a detener y lo envían al campo de concentración de Colombe-Bechar, en el borde del Sahara, en Argelia. Lugar donde pasa dos años y conoce a su primera esposa, Sulamith Siliava.
En Marsella, Sulamith se pone en contacto con el embajador de México Gilberto Bosques, para pedirle un salvoconducto. El 20 de marzo de 1942, la familia Reuter logra escapar. Walter sólo lleva como equipaje un rollo fotográfico con imágenes de su cautiverio que logra sacar sobornando a un guardia del campo de concentración.
En México, Walter busca trabajo como fotógrafo y algunos amigos lo animan a hacer documentales de cine. Así es como filma “Historia de un río”, “Tierra de Chicle”, “La Viuda”, “El hombre de la isla”, “Tierra de esperanza” y “Raíces”, que fue premiada en Cannes.
Reuter trabaja 10 años para el programa semanal Clasa y Cine Verdad. Y colabora con las revistas Hoy, Mañana y Siempre.
Su esposa muere a los pocos años de llegar a nuestro país y Reuter empieza a recorrer México con su cámara, retratando a los indígenas en una época donde nadie les presta atención.
Incluso con los triquis de Oaxaca tiene una relación muy especial y lo nombran mayordomo, cargo honorario de gran importancia. Por eso es que parte de sus cenizas están en San Andrés Chicahuaztla, tierra de los triquis.
El fotógrafo que sobrevivió dos guerras mundiales y nunca se enfermó, a los 97 años su salud comienza a afectarse y como no tiene seguro médico ni dinero para los tratamientos, su familia y amigos organizan una subasta para solventar los gastos.
El gran fotógrafo de origen alemán radicado y adoptado por México, murió a los 99 años de edad el 20 de marzo de 2005.
En este periodismo de vida, hoy te hablo de uno de los muchos alemanes que hicieron de México su segunda patria y de cómo a lo largo de la historia, por motivos económicos, culturales y políticos, se ha propiciado el flujo migratorio de alemanes a nuestro país.
Para empezar, el buque San Luis zarpa en octubre de 1865 y julio de 1866 desde el puerto de Hamburgo con rumbo a Sisal, en Yucatán. Entre los 2 viajes, llegan a México 443 migrantes, campesinos, obreros y artesanos alemanes.
Debido a la industrialización en Alemania, mucha gente se queda sin trabajo. Entonces, el archiduque Maximiliano de Habsburgo ordena la fundación de la Villa Carlota, nombrada así en honor a su esposa, en tierras mayas para la llegada de sus compatriotas.
A finales del siglo 19, surgen en Chiapas las fincas Nueva Alemania y Hamburgo, cerca de Tapachula. Mientras que al norte, casi en la frontera con Tabasco, se funda la Finca Prusia. Esto en el segundo período de migración alemana a México.
La tercera migración de alemanes ocurre en 1922 con la llegada de miles de fieles de la iglesia menonita.
En la vida cultural, también hay destacados alemanes con presencia en México, como Walter Reuter, del que ya conté su historia. O la escritora Anna Seghers, Walter Janka, el periodista Alexander Abusch, el novelista Gustav Regler y el escritor Ludwig Renn, entre muchos otros.
Y no podemos olvidar a las generaciones de profesores germanos que han ejercido la docencia en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt y los que han promovido la lengua alemana en el Instituto Goethe.
En la parte empresarial tenemos marcas y corporativos que invierten en México, como Siemens, BMW, Daimler, Bosch, Grupo Volkswagen o Laboratorios Grünenthal.
En febrero de este año, el embajador de Alemania Viktor Elbling destacó que en México existen actualmente 2 mil empresas alemanas que generan 150 mil empleos directos y cuya inversión asciende a 35 mil millones de dólares.
Y como un dato extra, cabe resaltar que México es el primer socio comercial de Alemania en Latinoamérica.
Son muchos factores los que nos unen con Alemania. Hoy vamos a hablar de estos lazos entre ambas naciones, demostrando que México es un país que abre las puertas y los brazos a la inversión y al intercambio cultural con otros países.