Dicen que lo hecho en México está muy bien hecho, lo cual se aplica también a los que nacimos en este maravilloso país…
Y cuando hablamos de Monterrey, los mexicanos nacidos en estas tierras son llamados “regios”, que se refiere a la región montañosa que los rodea y a lo regio de ser norteños.
Precisamente de este orgullo regiomontano nace una frase muy norteña que dice: “¡Arriba el Norte! ¡Y a quién no le guste, que voltee el mapa!”.
De Monterrey, desde donde nos encontramos hoy transmitiendo en vivo ¡Qué tal, Fernanda! surgieron hombres y mujeres notables, mexicanos rifados que ya no están con nosotros, pero que dejaron su nombre grabado en la historia de México.
Hoy regresamos el tiempo al año 1889, un 17 de mayo…
Nace en Monterrey el noveno de los 12 hijos del General Bernardo Reyes Ogazón y de doña Aurelia de Ochoa Garibay y Sapién, a quien llaman Alfonso.
El General Reyes ocupa cargos importantes durante el gobierno de Porfirio Díaz, como la gobernatura de Nuevo León y también es titular de la Secretaría de Guerra y Marina.
Alfonso cursa los primeros años de primaria en colegios de Monterrey, después ingresa al Liceo Francés de México, continúa en el Colegio Civil de Monterrey, posteriormente entra a la Escuela Nacional Preparatoria y se gradúa como abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Sin embargo, el camino de Alfonso no estaba en las leyes, sino en las letras. En el año 1909 funda el Ateneo de la Juventud con Pedro Enríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos, donde leen y discuten a los clásicos griegos.
Estos escritores realizan agudas reflexiones sobre literatura y filosofía universal, llevando a cabo una importante labor de difusión cultural.
Son de gran importancia, por ejemplo, las críticas que hacen del positivismo y al desarrollo de México durante el Porfiriato, las cuales suscitan una gran revolución cultural en el país.
En 1911, cuando Alfonso Reyes apenas tiene 21 años de edad, publica su primer libro llamado Cuestiones estéticas. Algo digno de reconocer en aquel tiempo y en pleno movimiento armado.
Es precisamente el inicio de la Revolución Mexicana lo que marca un claro declive de la familia Reyes, pues mantiene excelentes relaciones con la dictadura porfirista y eso les ocasiona una persecución permanente.
Alfonso recuerda en sus memorias que durante aquellos días escribe en su cuarto de la Ciudad de México con una carabina cargada, cerca de su escritorio, preguntándose en qué momento entrarían a quererlo matar.
En agosto de 1912 es nombrado secretario de la Escuela Nacional de Altos Estudios, antecedente de la actual Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde imparte la cátedra de Historia de la Lengua y Literatura Españolas.
Un año después, su padre participa en el golpe de estado contra el presidente Francisco I. Madero, que se convierte en la matanza conocida como Decena Trágica y durante la cual muere el general Reyes.
Este suceso, además del ingreso de su hermano en el gobierno de Victoriano Huerta, hacen que Alfonso se marche a Europa y se incorpore a la Legación de México en Francia, puesto que desempeña hasta 1914.
Después se exilia en España hasta 1924, en su periodo más productivo y creativo que lo convierte en el gran escritor y maestro de investigación literaria. En este país combina la literatura con el periodismo y rechaza naturalizarse español porque ama por encima de todo su país.
A la par de publicar ensayos sobre la poesía del Siglo de Oro, Alfonso Reyes es de los primeros escritores en estudiar las obras de Sor Juana Inés de la Cruz. Es el mejor traductor de Chéjov en español, también editor de Juan Ruiz de Alarcón, Lope de Vega y Quevedo.
Además de España, también es nombrado embajador de México en Francia, Argentina y Brasil. Y es en Argentina donde un joven llamado Jorge Luis Borges lo califica como “el mejor prosista de lengua española del siglo 20”.
En 1939 inicia la construcción de la Capilla Alfonsina. Un año después es nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y también se desempeña como catedrático y fundador de El Colegio Nacional.
Gabriela Mistral es otra de sus grandes amigas y admiradoras que lo postula para el Premio Nobel de Literatura en el año 1949, pero el movimiento nacionalista mexicano es muy fuerte y esto obstruye la candidatura, ya que Alfonso escribe más de los griegos que de los aztecas.
No obstante, Alfonso Reyes es uno de los pocos escritores mexicanos que tiene 3 nombramientos doctor honoris causa en letras por varias instituciones del extranjero: por la Universidad de Princeton, en 1950; por la Universidad La Sorbona, en 1958; y ese mismo año en la Universidad de California en Berkeley.
A propósito de estos viajes a Estados Unidos, Alfonso escribe en su diario: “Aquí las chicas sirven comida usando patines y con los muslos al aire, como en la Creta minoica”.
Alfonso Reyes, a quien se le conoce también como “el regiomontano universal” muere el 27 de diciembre de 1959 y es sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.
En este periodismo de vida, hoy que nos encontramos en Monterrey, te conté sobre los logros de un gran regio que tenía tanto amor por su estado y su ciudad, que hasta editó un libro de su correspondencia privada al que tituló Monterrey.
Un orgullo para México a nivel internacional, querido y admirado por grandes escritores también como Nati Mistral y Borges.
Monterrey, además de ser cuna de grandes empresarios, de corporativos de primer nivel, de una industria que compite con las de otros países, también es y ha sido cuna de grandes personalidades en el ámbito político, cultural y social.
Aquí nació Fray Servando Teresa de Mier, clérigo, escritor y político precursor de la Independencia. También Manuel Barragán, periodista que fue director del periódico Excélsior y promovió el primer reportaje sonoro filmado por mexicanos.
Son regios los pintores Julio Galán y Martha Chapa; el arquitecto Rodolfo Barragán Schwartz; y muchos actores, actrices, compositores, inventores, etc., etc. que hace que los regios sean unos mexicanos rifados.
Sin duda, cada estado, cada región y municipio de México que me toca visitar tiene un gran encanto y mucho qué presumir. Y como mexicana me gusta mencionar todos estos datos de cada lugar que visito, para demostrar el gran potencial y la riqueza cultural que tenemos como nación, y que sólo hace falta creerlo.
Hoy te invito a que me escribas a las redes de ¡Qué tal, Fernanda! y me digas si conoces Monterrey y qué te gusta de aquí. O si conoces regios rifados y por qué son exitosos en lo que hacen. Escríbeme y comparte con toda la comunidad QTF tus opiniones.