Donald Trump prepara el anuncio de que la fábrica de aires acondicionados Carrier en Indiana, convertida en el símbolo de la fuga industrial a México durante su campaña electoral, se quedará en Estados Unidos y que salvará así mil puestos de trabajo.
La globalización ha puesto en jaque muchas plantas ante la competencia de países más pobres y más baratos. Carrier forma parte de un sector industrial vulnerable a la competencia de países con mano de obra más barata y había planeado trasladar su producción a México para ahorrar costos. Durante la campaña Trump amenazó con penalizar con aranceles del 35 por ciento si se llevaba el trabajo a nuestro país.
Hace unas semanas, el presidente electo trató de colgarse la medalla de que una planta de Ford en Kentucky no se marcharía a ese mismo país, pero en realidad esa factoría, que produce Lincoln, nunca se había planteado marchar. Lo de Carrier, si no hay contratiempos, sí es una victoria real, política y mediática.
Con información de El País