Cuatro adultos torturaron durante doce horas a un niño humilde de 13 años que supuestamente había abusado de una niña de cinco, hija de dos de los involucrados. Sin embargo, los forenses no pudieron confirmar la violación.
Los involucrados son acusados por delito de homicidio calificado y permanecerán en prisión preventiva al menos durante seis meses de la investigación.
El fiscal del caso relató que el padre de la niña y un amigo, vendedores en el comercio informal, sospecharon de abusos y el domingo por la tarde fueron a buscar al muchacho. Lo trasladaron hasta una pequeña vivienda donde lo ataron a una silla y lo golpearon durante 12 horas. El dueño de la vivienda y la madre de la niña se sumaron posteriormente a la golpiza. En la madrugada del lunes, el matrimonio lo asfixió utilizando un cojín y una bolsa. Un testigo alertó a la policía y los homicidas no pudieron esconder el cuerpo del muchacho.
En la investigación “se realizó un examen sexológico a la hija de dos de los imputados en el caso, que determinó que no presentaba lesiones a nivel genital que fueran compatibles con una violación”, agregó el fiscal.
El crimen de este niño no solo abre el debate sobre la llamada justicia popular, sino también sobre la necesidad de fortalecer los sistemas del Estado que deben cuidar a los niños vulnerables.
“Los derechos humanos de los niños bajo la custodia del Estado son violados cuando existen abusos y el Estado no reacciona previniendo, sancionando o reparando”, dijo Branislav Marelic, director del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
Con información de El País