La emotiva carta de despedida de Amaury Vergara a su padre Jorge Vergara

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Durante la misa de despedida a la memoria de Jorge Vergara, fue su hijo Amaury, quien regaló el momento más emotivo de la tarde, ya que le leyó una carta que le escribió, en la que recordó desde la niñez, contó algunas anécdotas y mostró el lado humano de su padre, ese que logró tocar los corazones de miles de personas.

Esta es la carta completa:

Te dirijo estas palabras del corazón porque quiero que el mundo sepa el gran amor que te tenemos todos los que vivimos contigo.

El amor y el cariño que te mereces siempre.

Querido Pa, tú que siempre que me enseñaste que tener miedo a la muerte era un error. Que en cualquier momento y sin saber ¨Te salía un tiburón por la coladera¨.
Tú me decías ¨El miedo no sirve para nada¨.
La verdad es que durante mucho tiempo no comprendía cómo se podría vivir una vida sin miedo. Hoy lo entiendo muy bien.

Quiero que todo mundo sepa el padre que fuiste, lo que es verdaderamente un maestro de amor y de luz.

Espero que esto que describo le pueda servir a cualquiera y tu ejemplo de vida siga inspirando a muchos a ser mejores personas y, por consecuencia, tengamos un mejor mundo.

Hacen falta muchas más personas como tú en este planeta.

Nunca me educaste con miedo, nunca me pegaste ni me hiciste sentir menos.
Siempre me diste explicaciones, tus lecciones eran cortas y contundentes pero llenas de sabiduría.
Una sabiduría que no he conocido en nadie más. No eran metáforas ni explicaciones místicas, ni rollos sobre el porqué de las cosas, simplemente eras práctico en todos los sentidos, conciso, pero abundante en sentido común y no había forma de no aprender de ti.

Cuando era niño siempre me diste lo que quise y viajamos muchísimo. Estuvimos rodeados de gente maravillosa. Hiciste de mi infancia una verdadera dicha. Aunque a veces me sentía mal y me daba pena que tuviera más cosas que otros niños, siempre me hiciste sentir que me lo merecía y que habías trabajado duro para obtenerlo.

Aprendí desde muy chico el valor de las cosas, el para qué del trabajo y nunca di nada por sentado.

Jamás me presionaste a nada. Nunca me exigiste que tenía que ser algo o alguien. Jamás pusiste sobre mi ninguna carga que no me correspondía, ni siquiera hoy. Siempre apoyaste mis pasiones.
En lugar de reprimir mi creatividad como otros padres, tú me dabas vuelo. No importa qué interés tenía en el momento, por más fugaz que fuera, lo potenciabas. Todo niño debería ser libre de ataduras como yo lo fui.
Confiabas en mí y sabías que era lo suficientemente inteligente para tener mis propios límites.

Quiero que sepas que todo lo que me diste me sirvió. Toda esa libertad hoy me hace ser un hombre feliz y profundamente agradecido.

Aunque tú y mi madre se separaron cuando estábamos chicos, jamás hablaste mal de mi mamá. Nunca contaminaste nuestra percepción de ella y siempre se trataron con respeto.
Lograste que todas mis hermanas y yo siempre fuéramos unidos. Nos trataste a todos por igual y a cada uno de nosotros nos regalaste una parte especial de tu atención y amor. Que, honestamente, aún sigo sin comprender cómo lo hacías al mismo tiempo que atendías ¡a miles de personas todos los días! Eres un fuera de serie.

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Estar contigo era sentir que todo era posible.

¿Cómo?

Les voy a decir cómo:

Jamás hablabas negativo. Por tu mente simplemente no existía el «Por qué no». Siempre, siempre era un «cómo si» y «por qué si».

Siempre hablabas del futuro como si fuera un hecho y genuinamente convencido.
Jamás te vi deprimido o derrotado aún en los momentos más difíciles, ni siquiera el último día que te fuiste.
Eso lo tienen que saber todos.

Me enseñaste a respetar mi salud y mi cuerpo.

A que, si bien no éramos perfectos, siempre había espacio para mejorar.

A aprender una nueva forma de cambiar un hábito, a tomar un curso, probar algún menjurje nuevo o sustituir algo que hace daño por algo más saludable.

Gracias por enseñarnos a vivir sin comida chatarra, sin microondas, y todas esas cosas adelantadas que ya sabías.

Por estar siempre en constante búsqueda de ser una mejor persona.

Estar contigo me hacía sentirme fuerte, sano y seguro de mí mismo.

Un día me llevaste a comprar música, revistas y películas como lo hacíamos muchos domingos.
Me inculcaste un buen gusto por la música, la lectura y el cine, que hoy en día alimentan mi alma.

Te dije que no quería ponerme zapatos y salir descalzo. Si bien tú también te resistías a usar zapatos lo más posible, nunca lo habías hecho en la calle.
Salimos a un centro comercial completamente descalzos y aunque la gente nos miraba, tú veías hacia adelante. quitado de la pena, seguro de ti mismo.
Nunca supe si lo hiciste solo para enseñarme a nunca tener pena de quienes éramos. Hoy estoy seguro que así fue.

Hoy vivo una vida donde no creo en las distinciones sociales. Nunca nos dijiste que pertenecíamos aquí o allá sino a nosotros mismos.

La superioridad es que algo no tiene importancia.

Trataste a todos por igual y me enseñaste ayudar a los que sí quieren e ignorar a los que no.

Que la abundancia no es material sino espiritual. Que la humildad es una disciplina de los maestros y tú la vivías a la perfección.

Te vi viajar como pocos humanos han viajado en este mundo. Aunque tu ausencia era difícil, siempre te sentía presente. Siempre me traías algo de tus viajes y no cualquier cosa, solo cosas significativas o que me gustaban.
Nunca faltaste a nada importante mientras crecía. Si tenías algo importante lo cancelabas y venías.
Cuando me accidentaba o rompía un hueso en alguna de mis locuras de adolescente acelerado llegabas como podías lo más rápido posible.

No puedo recordar ni una sola vez que me dijiste que estarías y no llegaste. Fuiste un padre maravilloso.

Pa, las lágrimas que te lloro no son de tristeza, son lágrimas de amor, de orgullo, de agradecimiento.

Esta misa, más allá de ser un memorial es para agradecerle a Dios por habernos permitido conocerte.

Cuando tengo duda, siempre pienso cómo lo harías tú. Hoy que ya no estás conmigo, físicamente siento tu energía, siento tus consejos, siento sus enseñanzas, como algo tatuado en mi ser.

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Estos días no he podido extrañarte como quisiera porque a través de todo lo que la gente nos dice de ti, todo ese cariño, todo ese agradecimiento, es imposible no tenerte presente.
Estamos tan felices de tanta gente que celebra tu vida. Siempre estabas listo a escuchar, a ayudar pero sobre todo a trascender con ellos.

Me enseñaste el perdón. Conociste a Rossana después de mi madre y eso nos costó mucho trabajo.
Después volviste con ella y aunque cometiste muchos errores se perdonaron. Me demostraste que el amor lo supera todo. No puedo estar más agradecido con los dos por amarse de nuevo. Porque te fuiste de este mundo conociendo el verdadero amor, el incondicional.
El perdón fue de las ultimas grandes lecciones que nos diste en vida. A Rossana siempre le agradeceré por acompañarte en tan difícil etapa donde venciste la oscuridad en tu vida. Papá, lo lograste y si tu cuerpo lo resintió yo se que tu alma trascendió en esta vida.

Me regalaste la joya más preciada de la consciencia, que es vivir una vida con valores. De luchar apasionadamente por lo que sueñas y deseas. Porque nos lo merecemos, todos y cada uno de nosotros nos merecemos la felicidad y el éxito.

Durante mucho tiempo creíste que no habías cambiado a México para bien y ¡mira todo lo que hiciste!

¡Cuantas vidas cambiaste y tocaste! Todo lo que devolviste y regalaste desinteresadamente. ¡Qué ejemplo! ¡Qué vida! ¡Viviste al máximo Jorch!
Qué fortuna haber vivido al mismo tiempo que tú. Qué gran inspiración le dejas a tu país y al mundo. A todos los países que estuviste.
De amor profundo y genuino por quienes somos. De confiar en el talento, de confiar en la gente. De apoyarlos en sus sueños.

Es un honor conocerte papá.

¿Por qué sentimos que hasta tu partida es una lección? ¿Por qué siempre confiaste en lo que iba a suceder cuando te fueras? Estos días entendí que ahora nos toca a todos nosotros, más claro que nunca.

Gracias a ti estoy seguro que todo es posible en esta vida. Sé que hacer el bien siempre estará por encima del mal.
¨El que obra mal se le pudre el tamal ¨
Que cuidar a la gente es una vocación hermosa.

Aplicaste a la perfección cada una de tus frases. ¨Un día si y el otro también¨. Trabajaste hasta el ultimo día de tu vida, como lo prometiste.
Eso también lo tienen que saber todos.
Tú creaste todo este amor hacia ti, que toda esta gente hoy viene a desearte buen camino.

Gracias por traerme a este mundo. Gracias por enseñarme lo único que verdaderamente importa en este vida: a transcender a través de los demás.

Honraré siempre tu existencia. Tu legado. Estoy agradecido con Dios por ser tu hijo.

Lo tuyo es nuestro por convicción y cumpliré mis promesas hacia ti, que ahora son sueños míos, porque será un verdadero honor y una inspiración en mi vida.

Te amo Pa. Buen camino.

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