Hace algún tiempo, Jennette McCurdy, actriz que dio vida a Sam en iCarly, realizó un par de declaraciones sobre el productor de la misma cadena, Dan Schneider, lo cual escandalizó al medio y al mismo Nickelodeon, quien se rumora que le ofreció una cuantiosa suma para limitarse a no revelar los sucios secretos que hay tras bambalinas.
Sin embargo, no fue hasta la reciente publicación de su libro “I’m glad my mom died” (en español, “Estoy feliz de que mi madre haya muerto”) que realmente los lectores pueden conocer los detalles sobre lo que ella describe como una terrible y penosa época para ella.
“Siempre le damos buenas noticias a aquellos que amamos cuando están en coma”, menciona en las primeras páginas de su libro, ya que su madre solía estar en coma y la triste noticia que Jennette le dio fue que había perdido peso, alrededor de unas 89 libras.
“Si ella realmente va a morir, ¿qué se supone que voy a hacer? El propósito de mi vida siempre ha sido hacer feliz a mi mamá. Ser lo que ella quiere que sea. Sin ella, ¿quién se supone que soy?», declara en otro párrafo del libro, dejando entrever que su madre la controlaba en todo sentido.
En otro artículo del libro se menciona, además, que la madre de Jennette había padecido cáncer cuando ella era muy pequeña y que por alguna razón había decidido documentar
todo su proceso de recuperación, para luego obligar a sus hijos a ver las cintas, a pesar de que ninguno quería ver lo mal que había estado su madre en ese entonces.
Sin embargo, una de las declaraciones sin duda más difíciles de dirigir en el libro, es el hecho de que su madre la había forzado a hacer actriz, obligándola a participar en audiciones que ella detestaba, además de introducirla en una dieta poca saludable a sus tiernos 11 años y orillarla a desarrollar desórdenes alimenticios, TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y una terrible disposición a enfermarse debido a los constantes abusos que ejercía en ella mental y físicamente.