Sí, como lo oyes: oncólogos de renombre están alzando la voz de alerta: «Esa bebida puede producir cáncer en el hígado»
¿Y cuál es?
La que muchos tienen diario en la mesa: el refresco azucarado, sobre todo los que traen jarabe de maíz alto en fructosa. Este dulcecito industrial se va directo al hígado como si tuviera pase VIP… y una vez ahí, provoca inflamación tras inflamación hasta que el órgano dice «ya no puedo más».
Estudios del Instituto Nacional del Cáncer y de la mera Harvard revelan que tomar una o más sodas al día puede aumentar el riesgo de cáncer de hígado hasta en un 85 por ciento.
¿Vale la pena por ese traguito burbujeante?
La doctora Linda Hyde, oncóloga del Hospital General de Massachusetts, explicó clarito: ese jarabe de maíz alto en fructosa no solo genera inflamación, sino que dispara enfermedades como hígado graso, fibrosis, cirrosis y sí… cáncer.
Y como si fuera poco, también se liga con:
- Diabetes tipo 2
- Obesidad abdominal
- Resistencia a la insulina
- Síndrome metabólico.
- O sea, un combo mortal con envoltura de refresquito.
¿La solución?
Cambiar el chip. Dile adiós al azúcar líquida y hazle un lugar en tu vida al agua natural, infusiones sin azúcar o juguitos 100 por ciento naturales, sin trampas.
Y por si te lo preguntas, los alimentos procesados también están en la lista negra. Si tu hígado ya anda medio tocado, ni pensarlo. Tu dieta debe adaptarse a lo que tu cuerpo aguanta. No es capricho, es prevención.
Lo que le echas al cuerpo hoy… es la factura que vas a pagar mañana.