Este año se cumplen 40 años del regreso a la democracia, en un país que sufrió la más terrible de sus dictaduras militares entre 1976 y 1983. Una dictadura que dejó más de 30 mil desaparecidos, que fueron torturados y asesinados por el régimen. La democracia fue construida paso a paso por una sociedad lastimada, pero convencida del valor del respeto a los derechos humanos cuyas figuras emblemáticas son las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el lema bajo el cual se han protegido los principios democráticos: “Memoria, verdad, justicia”. La multipremiada película “Argentina, 1985”, nos muestra una parte fundamental de esta lucha.
¿Qué pasó ayer? Ganó un candidato que se ha encumbrado con un discurso violento, antisistémico y antidemocrático, que reivindica a los genocidas, así como la privatización de sectores tan importantes como la salud y la educación; ha hablado en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo (de hecho, los diversos feminismos han sido los principales opositores a las posiciones de Milei y su gente), y defendido la venta de órganos, entre otras cosas. Devoto exaltado del libre mercado, ha propuesto la destrucción del Estado y se ha hecho conocido por aparecer en sus mítines con una motosierra en las manos, con la que “recortará” lo que se le ponga enfrente. Más allá de que hable con su perro muerto y reivindique la actuación de Margaret Thatcher en la Guerra de Malvinas (que costara la vida a tantos jóvenes soldados argentinos), su figura ha resultado seductora especialmente para un amplio abanico del electorado juvenil.
La profunda crisis económica del país es para mí la principal explicación del desencanto de los jóvenes; jóvenes que han crecido ya en democracia, que no tuvieron la experiencia de la dictadura y que ven un futuro con pocas posibilidades de desarrollo y superación.
Como gente comprometida con los derechos humanos y con la defensa de la democracia, nuestro deber ético es respetar la voluntad del pueblo argentino -como dice una querida periodista amiga, hija de desaparecidos, “porque nosotros no somos ellos”- y luchar desde la oposición para impedir la aniquilación de lo mejor que ha logrado el país en los últimos cuarenta años. Nuestra responsabilidad es hacer un balance autocrítico, y refrendar nuestro compromiso con los que están y con los que ya no están, pensando en el pasado, el presente y el futuro.
— Sandra Lorenzano (@sandralorenzano) November 20, 2023