domingo, diciembre 21, 2025

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Bedolla presume que “miles” irán al Zócalo… mientras Michoacán sigue hundido en violencia y abandono

El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, aseguró que “miles de michoacanos” viajarán a la Ciudad de México para celebrar con la presidenta Claudia Sheinbaum los siete años de la llamada Cuarta Transformación. La declaración, más que un mensaje político, exhibe una desconexión profunda entre el gobierno estatal y la realidad que vive su población.

Mientras Bedolla convoca a festejos partidistas, Michoacán atraviesa uno de sus momentos más críticos: comunidades sitiadas por grupos criminales, desplazados, carreteras tomadas, cobro de cuotas generalizado, crisis en hospitales, secuestros y asesinatos que no cesan. El gobernador, sin embargo, parece más preocupado por llenar la plancha del Zócalo que por recuperar el control del territorio que gobierna.

El contraste es evidente. En lugar de anunciar estrategias de seguridad, avances en infraestructura o atención a víctimas de la violencia, Bedolla celebra la posibilidad de trasladar contingentes enteros a un evento político nacional. Como si los problemas del estado pudieran hacerse a un lado por un día en nombre del entusiasmo partidista.

La realidad es que muchos michoacanos no pueden circular libremente por sus propias carreteras; otros dependen de acuerdos con grupos armados para trabajar sus tierras; familias enteras viven bajo amenaza. Pero el gobernador prefiere presumir la asistencia masiva a un mitin presidencial, como si ese fuera un indicador de bienestar, gobernabilidad o confianza ciudadana.

El mensaje implícito es claro: las prioridades políticas están por encima de las urgencias sociales. Se privilegia la movilización partidaria mientras se ignoran las zonas tomadas, la desprotección institucional y la ausencia de seguridad en regiones completas del estado.

La fiesta en el Zócalo puede sonar atractiva para el discurso oficial, pero para miles de michoacanos la celebración es un lujo imposible. En un territorio donde el miedo domina rutas, horarios y decisiones cotidianas, las declaraciones de Bedolla no solo suenan triunfalistas, sino profundamente insensibles.

El gobernador habla de multitudes rumbo a la Ciudad de México. La ciudadanía, en cambio, sigue esperando algo más básico: un gobierno que atienda lo que realmente está ocurriendo en Michoacán.

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