Vengar para sobrevivir

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Hollywood ha sabido reconocer desde hace mucho que tanto los temas de venganza como los de supervivencia resuenan con la audiencia. En el primer caso, el cobrarse una afrenta suele llevar al protagonista a descubrir aspectos ocultos de su personalidad, desatando una ira contenida a través de un acto concluyente de lo que percibe como “justicia”. Cuando se habla de sobrevivir a una gran calamidad también hay catarsis, pero centrándose más en una celebración triunfal de la naturaleza humana. ¿Y cuando se pueden combinar los dos elementos? Oro molido.

No sorprende, entonces, que Alejandro G. Iñárritu se haya proclamado por contar su propia versión en ‘El Renacido’ (The Revenant), basada en fragmentos de la novela de Michael Punke acerca de las vivencias del aventurero norteamericano Hugh Glass, un hombre nacido a finales del s. XVIII que aparentemente era amigo de las emociones fuertes. El rudo protagonista de esta historia fue guía fronterizo, cazador, peletero, explorador e incluso pirata en diversos momentos de su interesante vida, pero es recordado en las historias del Salvaje Oeste por haber sido abandonado por sus compañeros, quienes le dieron por muerto tras ser atacado por un oso, forzándole a sobrevivir en las condiciones más duras y a volver a la civilización por medios propios, meses más tarde. Todo esto en la época previa a la invención del GPS, por si te parece poco.

Glass es interpretado admirablemente por Leonardo DiCaprio, y aunque el comentario descalificador de parte de muchos es que la película entera parece ser una maniobra descarada para conquistar el elusivo Oscar al Mejor Actor, cuesta trabajo poner en duda el compromiso que asumió con el papel. Digamos que si odias a Leo, te regocijarás viéndolo sufrir cruelmente durante las más de dos horas y media que dura la cinta. Y si no sientes ningún favoritismo hacia él, probablemente tu opinión sobre su valía histriónica se afectará positivamente por su interpretación. De sus fans ni hablamos, si por ellos fuera le habrían dado el Oscar desde ‘Titanic’.

En ‘El Renacido’, Iñárritu puede haber perdido el “González” como apellido, pero no la visión grandilocuente para narrar historias cuya naturaleza es más bien sencilla. De inmediato nos vemos sumergidos en la exigente vida de los primeros pobladores blancos de la Unión Americana, que a su vez hizo muy difícil la existencia de los Nativos Americanos que poblaban originalmente esas tierras agrestes. El comercio de las pieles de animales salvajes es el móvil principal de la expedición al mando del Capitán Henry (Domhnall Gleeson), pero un ataque furtivo de los indios arikara obliga al grupo a huir de vuelta al fuerte de donde partieron hace varios meses.

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Glass y su hijo Hawk (Forrest Goodluck), de origen indígena, guían al maltrecho grupo, hasta que el primero sufre un devastador incidente cuando se topa con una mamá oso y sus dos tiernos oseznos. Sobra decir que aquí comienza el dolor para el personaje de DiCaprio, y la cosa no mejora drásticamente en el resto del filme. El explorador, al borde de la muerte, sufre el abandono de los hombres que habían sido asignados para cuidarle. De pronto la existencia de Glass, un hombre que parecía resignado a encontrar una identidad propia en esta tierra hostil, pero llena de belleza y oportunidad, se torna en una misión singular: cobrar venganza sobre dos hombres que traicionaron su confianza justo cuando más les necesitaba.

Debo señalar las magníficas actuaciones de este par de individuos: el joven Bridger (Will Poulter) y el desalmado Fitzgerald (Tom Hardy), quienes exhiben motivos divergentes pero válidos (desde su particular apreciación) sobre el raciocinio de dejar atrás al moribundo Hugh. La historia plantea un dilema convincente en el que la decisión, en sí, puede resultar justificable, aunque los medios y circunstancias que cada hombre toma para llegar a la misma puedan parecer condenables según nuestra propia formación.

Nada, sin embargo, brilla con tanta intensidad en esta película como el trabajo de cámara de Emmanuel Lubezki. La posibilidad de que el mexicano coseche un tercer Oscar por Mejor CInematografía es prácticamente un mandato a estas alturas, tanto por la inenarrable perfección de sus encuadres como por la audacia de rodar todo con luz natural. Bueno, este último aspecto obligó a que el tiempo de rodaje se extendiera mucho más allá de lo planeado, inflando los costos de producción de forma exhorbitante, pero lo cierto es que unas docenas de milloncitos de dólares extra no parecen importar tanto cuando el resultado final es tan impresionante. En serio, intenta ver esta película en la pantalla más grande que esté a tu alcance, no lo lamentarás.

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Pese a todo, ‘El Renacido’ no es un producto libre de crítica. Oh, me parece la mejor película de Iñárritu a la fecha, y si me hubieran dado a elegir preferiría por mucho que ésta obra fuera su Oscar a Mejor Director, y no la ultra condescendiente y sobrevalorada ‘Birdman’. Los pecados de la historia de Glass giran en torno a un ritmo demasiado contemplativo, a un par de villanos estereotipados y a un final que nos trata un poco de estúpidos a través de “convenientes coincidencias” y decisiones absurdas, pero aún así se trata de un filme con mucho mérito. Hace falta algo de paciencia para entender la necesidad que el director tiene de remachar sus mensajes simples con insistencia febril, en este caso el de “el hombre blanco es malo, los indígenas eran puros hasta que los contagiamos de nuestra impureza, la vida tiene su propia forma de equilibrar las cosas” y otras cosas que parecen refritos de ‘Danza con Lobos’, pero a lo mejor podemos explicarlas con la formación de Iñárritu como locutor de radio y publicista. No se enojen, yo también he desempeñado ambas profesiones, y son bastante nobles.

Al final debemos quedarnos con la idea de que vimos una película ambiciosa, con una actuación principal llevada al extremo y capturada por la lente de un auténtico genio (Lubezki). No es imposible pensar que El Negro podría ser el tercer cineasta de la historia en ganar un Oscar al Mejor Director en años consecutivos, pues la maquinaria de promoción tras su persona es muy apabullante, pero sugiero ver ‘El Renacido’ dejando de lado toda esa nociva influencia de menciones sobre premios y reconocimientos. El mérito de la película se aprecia mejor cuando pensamos que Leonardo DiCaprio está buscando que su legado como actor sobreviva a la crítica, vengándose del desdén con el que se le ha llegado a tratar anteriormente. Hey, si el director es tan devoto de sus simbolismos, ¿quién me impide establecer los míos?

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