A las 3:36 horas del 24 de agosto, un terremoto de magnitud 6.2 con epicentro a 10 km al sureste de Noricia, Italia, sacudió la gran parte de la región central, sentido hasta en Roma, la capital. Generó intensidades Mercalli IX (violentas) en la zona del epicentro.
Hasta el momento se han reportado más de 2700 réplicas y 252 personas fallecidas.
Este sismo es el resultado de una falla normal (tipo de falla) superficial en los Apeninos centrales. Los Apeninos es una cadena montañosa que se extiende desde el Golfo de Taranto, en el sur, hasta el borde meridional de la cuenca del Po, en el norte. Geológicamente, los Apeninos es en gran medida una cuña de acreción formado como consecuencia del proceso subducción. Esta región es tectónicamente y geológicamente compleja ya que implica tanto la subducción de la microplaca Adria por debajo de los Apeninos de este a oeste y la colisión continental entre las placas de Eurasia y África que construyen la cadena montañosa de los Alpes más al norte y la apertura de la cuenca del Tirreno al oeste.
La región central de los Apeninos ha sufrido varios terremotos importantes en la historia. En septiembre de 1997, un terremoto de 6.0 con epicentro a 50 kilómetros al nor-noroeste del sismo del día 24 de agosto, mató a 11 personas, hirió a más de 100 y destruyó aproximadamente 80 mil hogares en Marche y Umbría. El evento de 1997 fue parte de una serie de terremotos conocidos como la secuencia sísmica Umbria-Marche que incluía ocho sismos de magnitud mayor que M5.0 en un período de dos meses, entre septiembre y noviembre de ese año. Esta secuencia sísmica dañó la basílica de San Francisco de Asís.
En abril de 2009, un terremoto de 6.3 con epicentro a 45 km al sur-sureste del sismo de la semana pasada, cerca de la ciudad de L’Aquila, dejó casi la misma cantidad de muertos; 295 personas fallecidas, más de 1000 personas lesionadas y más de 55 mil personas sin hogar. El terremoto L’Aquila provocó deslizamientos significativos locales y también fue seguido por una secuencia de réplicas fuertes incluyendo otros 5 sismos de magnitud 5.0.
De acuerdo con los datos del USGS, la ubicación preliminar de este terremoto parece estar en un hueco o brecha sísmica entre las secuencias de los sismos que ocurrieron en 1997 y 2009.
Las provincias de Rieti, Perugia, Ascoli P., L’Aquila y Teramo fueron las más afectadas siendo el pequeño pueblo de Arquata del Tronto, Amandola, Pescara del Tronto pero sobre todo Amatrice devastado al colapsar decenas de sus estructuras incluyendo hogares, escuelas, hoteles y hospitales cuyo origen se remonta, en algunos casos, a más de 500 años de antigüedad; en este pueblo italiano fallecieron al menos 230 personas de las 292 que oficialmente se han reportado.
A pesar que L’Aquila, localidad vecina de Amatrice, fue devastada en 2009 y que aún sigue en reconstrucción, las medidas de prevención fueron nulas o insuficientes ya que era una carrera contra el tiempo para poder mejorar las estructuras tan antiguas.
Los factores que más influyeron en la destrucción de Amatrice y otras localidades fueron:
- Epicentro cercano a las comunidades y foco superficial a tan solo 4 km de profundidad generando las intensidades tan severas.
- Estructuras hasta con 500 años de antigüedad.
- Construcciones con adecuaciones deficientes (de acuerdo a reportes de rescatistas).
- Corrupción que no permitió llegar los recursos destinados a la Protección Civil preventiva.
El terremoto de Italia es un ejemplo de que estructuras antiguas NO son sismorresistentes: tenemos la creencia que si una estructura ha permanecido de pie ante un sismo, en el futuro seguirá igual.
Apliquemos en México las lecciones que otros países dejan y para poder lograrlo es importante la realización de simulacros como el del próximo 19 de septiembre que conmemora los terremotos de 1985. Pero no dejemos el simulacro para una sola fecha al año ni tampoco lo usemos como la “hora del recreo”, tengamos iniciativa propia y realicemos simulacros cuantas veces sea necesario. Ensayando las reacciones y observando qué elementos representan riesgo en nuestro entorno, estaremos mejor preparados cada vez que se presente un sismo.
P.D.- Seguiré insistiendo en que no debemos perder de vista la actividad del Popocatépetl. Del 29 al 30 de agosto registró un enjambre de 300 sismos volcanotectónicos lo cual es algo que no se había visto para este volcán desde que se tienen registros. Habrá que poner mucha atención a la información que se genere y no creer rumores o propagarlos.
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