Con aproximadamente 20 millones de habitantes en la zona metropolitana de la Ciudad de México tendremos que lidiar con uno de los efectos más importantes y que sí tiene consecuencias para cada una de las personas que la habitan: la contaminación.
El medio ambiente no se trata de un tema de moda sino un tema de salud pública. La contaminación, en este caso la calidad del aire, es tan solo una muestra representativa de lo que sucede en toda gran ciudad alrededor del mundo y en otras ciudades de menor tamaño pero que también dañan al medio ambiente aunque sea a menor escala.
Para entender más sobre los contaminantes en el aire primero se debe abarcar qué está compuesta nuestra atmósfera.
La atmósfera es una mezcla de gases transparentes de 640 kilómetros de espesor. La mezcla de gases que conforman la atmósfera se compone por el 78 % de nitrógeno (N2) y el 21 % de oxígeno (O2) aproximadamente.
El 1 % restante se compone por gases traza, destacando los gases de efecto invernadero (GEI) como vapor de agua, dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), ozono (O3), entre otros, así como partículas volcánicas, polvos y humos. Estos gases desempeñan un papel fundamental en procesos meteorológicos aunque su concentración sea baja.
En los 5 kilómetros más próximos a la superficie terrestre se encuentran las capas bajas de la atmósfera, donde se concentra la mitad de su masa total y en la cual se presentan fenómenos meteorológicos y reacciones químicas que intervienen en procesos como la erosión y el ciclo hidrológico.
Una de las principales funciones de la atmósfera es de mantener la temperatura de la Tierra impidiendo cambios bruscos que harían inhabitable el planeta. Sin la atmósfera la temperatura terrestre alcanzaría más de 75°C durante el día y más de 130°C bajo cero en la noche.
De la energía solar que llega al planeta más del 30 % la atmósfera o la superficie la refleja; el resto de la energía solar es absorbida por el planeta permitiendo calentar el aire, el agua y el suelo. La atmósfera también filtra la radiación ultravioleta (UV) permitiendo el paso de unas radiaciones e impidiendo el paso de otras. La capa de ozono, situada en la estratosfera, absorbe parte de los rayos ultravioleta del Sol protegiendo la vida en la Tierra.
Los principales contaminantes relacionados con la calidad del aire son el dióxido de azufre (SO2 ), el monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), hidrocarburos (emisiones de autos), los óxidos de nitrógeno (NOx ), las partículas suspendidas, compuestos orgánicos volátiles (COV) y el ozono (O3 ) y algunas emisiones de origen volcánico.
La contaminación en la Ciudad de México se mide utilizando el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) el cual, mediante varias estaciones de monitoreo que miden la concentración o nivel de contaminantes, evalúan el estado de la calidad del aire para comunicar sus riesgos. Mientras más alto es el valor del índice, mayor es la concentración y el riesgo para la salud.
El criterio para calcular el índice se basa en 5 contaminantes: dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y partículas suspendidas. Se representa con una escala que va de 0 a 500. Un valor menor a 100 se considera satisfactorio y con bajo riesgo para la salud; cualquier nivel superior a 100 implica algún riesgo para la salud incrementando riesgos para la salud con valores más altos.
Si la calidad del aire es mala en la mayoría se procede a emitir un aviso de precontingencia ambiental o contingencia ambiental donde algunas de las medidas son:
- Suspensión de actividades deportivas, cívicas y de recreo al aire libre.
- Suspensión de quemas a cielo abierto.
- Suspensión de actividades de bacheo y pintado.
- Restricción a la circulación vehicular adicional al programa Hoy No Circula.
- Reducción de emisiones en la industria manufacturera entre 30 y 40%. Reducción hasta 50% en la producción de las termoeléctricas.
- Suspensión de actividades de las gasolineras que no cuenten con sistema de recuperación de vapores.
- Suspensión de labores que impliquen liberación de hidrocarburos a la atmósfera en plantas de distribución y almacenamiento de gas licuado de petróleo.
- Suspensión de actividades en la planta de asfalto del GDF.
- Vigilancia epidemiológica en las zonas de la ZMVM en las que se registren los más altos valores IMECA.
Cualquier tipo de contaminante afecta principalmente a niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con enfermedades cardiacas y respiratorias, personas con sistema inmunodeprimido. Aún si no estamos en alguno de estos grupos corremos el riesgo de tener desde un simple dolor de cabeza por falta de buena oxigenación en el cerebro hasta algún tipo de afectación como irritación en las vías respiratorias y ojos e incluso ser más propensos a desarrollar enfermedades cardiacas y respiratorias.
Todos los habitantes de la Ciudad de México, al igual que de cualquier ciudad alrededor del mundo, son/somos parte del problema pero también son/somos parte fundamental de la solución. Podemos ayudar a reducir las emisiones si optamos por utilizar el transporte público, programar traslados en automóvil con dos o más personas, utilizar con precaución los sistemas de bicicletas y trasladarse a pie, evitar quema de pastizales o basura, evitar el uso de pirotecnia, utilizar focos ahorradores de energía, desconectar/apagar aparatos electrónicos mientras no se utilicen, reportando incendios forestales, participando en programas de reforestación y realizando mantenimientos periódicos a los automóviles y realizar los controles vehiculares de emisión.
Pero no toda la contaminación ambiental es por emisión de gases, también está la contaminación auditiva por aquellas personas desesperadas que al segundo de que cambió el semáforo a verde utiliza el claxon para que el auto de enfrente ya esté avanzando; lo mismo sucede con aquellos comercios que utilizan música con volumen excesivo para promocionar sus artículos.
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