Si has viajado al hermoso estado de Colima, seguro escuchaste hablar de un famoso “volcán de fuego”. Este gigante de 3 mil 960 metros sobre el nivel del mar, es un volcán que sorprende a los colimenses con enormes fumarolas en el cielo y con destellos de lava que parecen fuegos artificiales por la noche, al que también se le conoce como Huehuetéotl.
¿Pero, cómo es que surge este volcán milenario? Este Huehuetéotl, palabra náhuatl que significa “dios viejo”.
Cuentan los colimenses que varios siglos atrás, cuando los españoles llegan a estas tierras durante la Conquista, se encuentran con el Rey Colimán acompañado de las más bellas doncellas, sacerdotes y fieles guerreros. Todos bajo el resguardo de un viejo y enorme árbol en las inmediaciones de este volcán, en la comunidad de la Yerbabuena, donde se encuentra también el arbusto conocido como “El guardián de Colima”.
Según la leyenda, antes de este encuentro en Colima, los indígenas tecos triunfan sobre los españoles en dos ocasiones, quienes enfurecen tanto que junto con sus lanzas, espadas, cañones y perros de caza se encaminan hacia otras tierras, sembrando el terror por todas partes.
Cuando el Rey Colimán se entera de lo que está pasando, jura que no caerán en manos de los invasores. Es así como una mañana, el Rey y su gente deciden salir rumbo al volcán sin darle importancia a las brechas de caminos empedrados por los que pasan.
Pero el Rey es muy inteligente, por lo que deja a un hombre vestido con sus ropas para despistar a los españoles, que al llegar se dan cuenta del engaño y salen en busca de el ingenioso Rey hasta que finalmente le dan alcance cuando se encuentra ya con su gente arriba del volcán, muy cerca del cráter.
Al ver que los invasores con armaduras se acercan rápidamente, el pueblo de Colimán recuerda su juramento y uno a uno se avientan hacia el interior del viejo Huehuetéotl. El último en hacerlo es precisamente el Rey, que antes de sacrificarse promete que sin importar el paso del tiempo ni los años, cuando sus hijos sufran o sean lastimados se vengará desde el corazón de este sagrado volcán de fuego.
Por eso es que los colimenses dicen que cada vez que alguien les hace daño a los descendientes del gran Rey Colimán, el volcán ruge y hace erupción.
En este periodismo de vida, hoy que transmitimos en vivo ¡Qué tal, Fernanda! desde Colima, te saludo con esta leyenda mágica sobre el volcán de fuego. Y si hay algo de verdad en esto, déjame recordarte que en los últimos 500 años el volcán ha tenido más de 40 explosiones y continúa en actividad.
¿Pero, qué tanto sabemos de la historia de este maravilloso estado de la República Mexicana?
Los restos más antiguos de asentamientos humanos aquí en Colima corresponden al siglo 15 antes de Cristo. Se cree que a través de los años llegan nuevos grupos nómadas y es hasta el año 100, después de Cristo, que se establece un grupo, caracterizado por alcanzar la máxima perfección del arte cerámico colimense. Ejemplos de dicho arte son los perros cebados reconocidos internacionalmente.
Otros asentamientos llegaron más tarde, los llamados de Armería, de Colima y Chanal. Hoy los restos arqueológicos más explorados son los de Chanal y La Campana, pertenecientes a los siglos 7 y 15 después de Cristo. Es importante señalar que estas ciudades tienen una marcada influencia mesopotámica en sus templos piramidales, calzadas y representaciones del dios de la lluvia Tlaloc, y del viejo dios del fuego Huehuetéotl.
En el año 1522 llega la primera expedición española a cargo de Juan Rodríguez de Villafuerte, el cual se enfrenta a una terrible derrota frente a los indígenas que habitan la región de Tecomán. La siguiente expedición, a cargo de Gonzalo Sandoval, logra por fin establecer una de las villas más antiguas de la Nueva España en 1523, bajo las órdenes de Hernán Cortés.
Durante la Conquista, la alcaldía de Colima sufre el embate de piratas europeos que llegan a la bahía de Santiago Buenaesperanza, lo que hoy es el puerto de Manzanillo. Y hablando precisamente de esta alcaldía, aunque se considera virreinal desde su fundación, a finales del siglo 18 se convierte en subdelegación de la Intendencia de Guadalajara, en España.
De marzo a noviembre de 1972, Colima tiene como cura de su parroquia a Don Miguel Hidalgo y Costilla. Por eso, cuando Hidalgo da el famoso grito en Dolores para iniciar la guerra de Independencia en México, la sociedad colimense, mestiza, indígena y criolla no duda en tomar las armas para luchar por la soberanía del país.
Son varios los hombres que luchan en las batallas entre insurgentes y realistas en la ciudad de Colima. Grandes hombres colimenses como José Antonio Torres, Rafael Arteaga, Pedro y Manuel Regalado, José Calixto Martínez, Miguel “El Lego” Gallaga, el cura José Antonio Díaz, Ignacio Sandoval, entre muchos otros.
Al triunfar la lucha independentista, el nuevo gobierno otorga a Colima la categoría de territorio federal, en el año 1824. Sin embargo, para 1937 vuelve a perder su autonomía al ser nombrado distrito del Departamento de Michoacán.
Es en 1857, con la promulgación de la nueva Constitución Mexicana, que Colima obtiene el título de Estado de la Federación, soberano e independiente, y nombra como primer gobernador electo al General Manuel Álvarez.
En el Porfiriato, Colima sale beneficiado por líneas de ferrocarril que conectan el puerto de Manzanillo con la ciudad de Colima y a ésta con Tuxpan. Durante la Revolución Mexicana, el estado se mantiene fuera de las guerras armadas, aunque sufre batallas internas por el poder que quieren ganar los partidos políticos locales.
Pero tal vez el conflicto más fuerte de Colima llega con la Guerra Cristera en 1926, originada por la Ley de Cultos. Ley con la que el gobierno ataca a la Iglesia y todas sus propiedades, incluidas escuelas, templos, hospitales y orfanatorios.
Hoy en día, Colima te recibe con una fila interminable de palmeras, con el imponente Nevado de Colima y el volcán de fuego. Es una ciudad de contrastes donde la modernidad y la tranquilidad se mezclan para gozo de sus habitantes y del turismo que viene a este hermoso estado durante todo el año.
A ti que me escuchas en este periodismo de vida, te invito a que me escribas a las redes sociales de QTF y me cuentes si conoces Colima y qué es lo que más te gusta: sus edificios, los jardines, la catedral, el clima, la comida… Y si no has venido, ¿qué esperas? No te puedes perder sus playas, las grutas, los manantiales y todo lo que Colima tiene para ti.