¿Sabes lo que ven tus hijos en internet? ¿Estás al tanto de qué páginas visitan tus sobrinos en la red? ¿Puedes asegurar que tus nietos no ven contenido inapropiado en su tablet o en el celular?
Te lo pregunto porque según el estudio “Convenant Eyes” -realizado en Estados Unidos, en el año 2015- nueve de cada diez niños y seis de cada diez niñas estuvieron expuestos a la pornografía en internet antes de cumplir los 18 años.
Esta investigación, considerada la más completa sobre el tema, estableció que la primera visualización de pornografía se hace aproximadamente a los 12 años, datos confirmados por peritos forenses informáticos que indagaron en las entrañas de una infinidad de dispositivos electrónicos.
Aunque es cierto que borrar el historial de consultas web puede desaparecer el rastro de las páginas de pornografía, lo cierto es que para estos forenses informáticos es relativamente sencillo descubrir los rastros de estos sitios en internet.
Convenant Eyes demostró que el 71% de los adolescentes han intentado ocultar a sus papás sus visitas a páginas pornográficas, ya sea borrando historiales, minimizando el navegador cuando está a la vista, borrando el material descargado o simplemente usando el celular en lugar de la computadora.
La gravedad de estas conductas se incrementa cuando los menores deciden dar un paso más e interactúan con la red, grabándose o fotografiándose completamente desnudos para participar en chats, foros o comunidades donde hay depredadores sexuales listos para cazar a sus presas.
El estudio comprobó que el 4% de los niños de 12 años ha enviado o recibido alguna vez material de este tipo a través de sus dispositivos electrónicos -el famoso “sexting”- y que más de la mitad de los adolescentes lo han practicado por lo menos en alguna ocasión.
Uno de los tantos casos documentados de sexting corresponde al de una niña de 10 años que veía pornografía con frecuencia, desarrollando una dependencia obsesiva con algunos dispositivos como el celular y la tablet. Así que los papás contactaron con un profesional para evaluar si debían preocuparse por esto.
Lo que descubrió el perito informático es que además de consumir pornografía, la niña interactuaba con grabaciones que se hacía con el celular para después compartirlas con otras personas en la red.
Muchas de las conexiones a internet se realizan desde celulares o tabletas, dejando en segundo lugar a las computadoras de escritorio o laptops, por lo que es indispensable la vigilancia de los padres para evitar que sus hijos vean estos contenidos inapropiados para su edad.
Los expertos de la policía cibernética recomiendan varias herramientas para efectuar un correcto control parental como FamilyTime, Parental Click, Securekids, Qustodio, Norton Family, Control familiar de Microsoft, el control parental de Apple, ESET Parental Control para Android y Screentime.
Muchos adultos consideran una exageración este control y se justifican diciendo que sus hijos son demasiado pequeños para meterse a sitios pornográficos. Sin embargo, hay datos alarmantes como el de la niña de 10 años que mencioné, pero de niños de 5 años que han accedido a contenidos para adultos sin saber escribir.
¿Cómo es esto posible? Muy simple, por la imitación de lo que hacen los papás, pues resulta muy fácil que estos pequeños accedan al comando de voz de Google y al decir “porno” se muestren cientos de resultados que los lleven a sitios para adultos.
Psicólogos y psicoterapeutas aseguran que la pornografía está marcando la infancia de muchos niños, porque a la larga esta actividad puede volverse algo compulsivo y generar una adicción comparable a las drogas.
También afirman los expertos que el consumo habitual puede producir una desensibilización en los menores, una caída de la líbido en general y hasta disfunciones sexuales a largo plazo.
Los niños buscarán escenas cada vez más extremas porque su umbral de excitación será muy elevado y eso provocará que en un futuro las relaciones sexuales con sus parejas les parezcan aburridas.
La publicación científica “Journal of Sex Research” revisó 20 años de investigación sobre los efectos de la pornografía en adolescentes y concluyó que esta actividad está relacionada con un aumento en el sexo casual, la agresión sexual y las creencias estereotípicas de género en torno al sexo en la vida íntima cuando son mayores.
Tal vez por eso no es tan extraño que en Florida se esté considerando declarar la pornografía como un problema de salud pública, pues hay versiones que afirman que existe una conexión entre la pornografía y las enfermedades mentales.
En febrero de este año el republicano Ross Spano impulsó una iniciativa en la Cámara de Representantes para declarar la pornografía como una especie de enfermedad contagiosa. Aunque exagerado para muchas personas, esto se está replicando en Arkansas, Dakota del Sur, Tennessee y Utah.
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Después de escuchar los datos de este periodismo de vida, te pregunto nuevamente: ¿Sabes lo que ven los menores de edad que viven contigo en sus dispositivos electrónicos? ¿Utilizas alguna de las herramientas de control parental para evitar que entren a páginas para adultos?
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