A ti que me escuchas esta mañana en ¡Qué tal, Fernanda! te pregunto: ¿Estás cerca de jóvenes que votarán en las elecciones del próximo 1º de julio? ¿Sabes lo que piensan de los candidatos, del proceso democrático de México?
Acercarnos a los jóvenes para escucharlos puede ser el ejercicio más eficaz para pronosticar el futuro que nos espera, sobre todo en el ámbito político, pues los jóvenes son en realidad los líderes del mañana.
Vivimos en una época de malestar social, no sólo en México sino en todo el mundo. La insatisfacción de los jóvenes con respecto a la política promueve la aparición de movimientos muy diversos de protesta, donde la participación juvenil es sumamente importante.
Invertir en la educación intelectual, pero también cívica y política de los jóvenes se traduce en una manera de fomentar la paz, la democracia, la estabilidad, la seguridad y el desarrollo sostenible del futuro.
Sin embargo, aún existe entre los jóvenes una resistencia a la participación activa en temas de gobernabilidad, cuando esto no forma parte de su vocación. Es decir que si no persiguen un puesto político, no parecen interesarse en lo que ocurre en su entorno, por lo menos no de manera comprometida.
Por ejemplo, el informe anual “ Participación Juvenil en la Vida Democrática 2017” elaborado por la Education, Culture and Audiovisual Executive Agency, señaló 4 formas de participación política juvenil para la formación de opiniones y tomar medidas para lograr cambios positivos en la sociedad:
- Participación en la democracia representativa, que no es otra cosa que votar en las elecciones o afiliarse a algún partido político.
- En las estructuras participativas, fomentando la participación de más jóvenes como ellos en organizaciones juveniles, ONG’s o como voluntarios.
- Participación en debates, sobre temas de juventud o que atañen a su comunidad. También incluye la formación de una opinión a través de la prensa escrita o la radio juvenil. Incluso es interesante la discusión en línea para escribir o seguir blogs.
- Y por último la búsqueda de información y aprendizaje sobre la democracia, participando en simulaciones de procesos políticos, asistiendo a la formación o aprendizaje en la escuela y organizaciones juveniles.
La participación activa de los jóvenes en la democracia es indispensable si queremos construir una sociedad más inclusiva, democrática y próspera. Y esto no se queda sólo en ir a votar y ya. Significa tener el derecho, la posibilidad, oportunidad y el apoyo del gobierno para que los jóvenes puedan participar e influir en las decisiones del país.
Actualmente los jóvenes son más críticos que apáticos, lo que sustenta la idea de que en realidad no se trata de un desinterés absoluto, sino de una reacción ante la oferta política que no satisface sus preocupaciones, ideas e ideales de política democrática.
Hablando de la generación de los millennials, consideran que sus prioridades no están incluidas en el actual debate político. Sin embargo, expresan sus ideas, sus preferencias y defienden intereses diversos porque tienen percepciones de cómo podría fluir mejor el sistema político.
Muchos jóvenes -aún sin contar con la edad necesaria para votar- son más activos que la mayoría de los adultos, pero en actividades como el voluntariado. No están peleando entre ellos por un partido o por un político, sino por tener más oportunidades y más voz en la forma en que se gobierna su país.
Para sustentar esta afirmación están los datos recabados por el INE en las pasadas elecciones del 2015, donde el 81% de los jóvenes en México afirmaron no creer en los partidos políticos y fueron ellos los que representaron el mayor número de abstencionismo.
Otro dato importante es el de la encuesta #VotoMillennial realizada en abril de este año, en la que el 72% de los jóvenes entre 18 y 36 años considera que los políticos sí deben tener estudios universitarios para ser buenos líderes. En los mismos datos se encontró que el 77% prefiere a un político preparado, aunque no le caiga bien.
Y a propósito de esto: hasta el año pasado de los 128 senadores, 9 no cuentan con estudios universitarios, pero reciben un sueldo de 157 mil pesos mensuales. Y en la Cámara de Diputados, 28 no asistieron a la universidad y perciben un sueldo neto de 74 mil pesos mensuales.
Por este tipo de situaciones ocurre la desilusión en las nuevas generaciones frente a una clase política poco preparada, pero sí muy hábil para robar o cobrar sueldos de esta naturaleza que al final no se merecen porque su trabajo es deplorable.
***
Después de escuchar este periodismo de vida, te pregunto a ti que tienes menos de 36 años o que estás cerca de jóvenes de la generación millennial: ¿Por qué tipo de candidato votarías? ¿Qué características debería tener un candidato presidencial para darle tu voto por preferencia y no por ser la opción menos peor?
Escríbeme a las redes sociales de QTF y comparte tus opiniones.