Josué, de 11 años de edad, sobrevivió 33 horas bajo los escombros causados por el sismo de 8.2, en la localidad de Juchitán, Oaxaca. Durante esas horas, no tuvo agua ni comida.
El niño dice no recordar nada de lo que los adultos cuentan como un milagro, pues su cuerpo estuvo entre los escombros segundos después de que su casa se desplomara.
“Me sentía mal porque me estaban buscando y yo estaba ahí atrapado”, se limita a decir en voz baja.
Lizbeth Gómez, su mamá, dice que fueron las peores horas de su vida, “no creía que lo encontraríamos con vida”. “Vimos que se estaba cayendo todo, y salió su papá gritando: ‘¿Dónde está mi hijo?’ y no había nadie”.
Will, primo de Josué y con la ayuda de 20 personas aproximadamente comenzaron a levantar cada escombro.
“Escuchábamos que nos gritaba: ‘Aquí estoy’, y ahí es dónde empezamos a limpiar. No podíamos hacer mucho movimiento porque fue una trabe de concreto que quedó entre su cuerpo y la pared, lo que impidió que quedara aplastado”, detalló.
La ayuda inició los primeros minutos del viernes y concluyeron a las 8:00 de la mañana del sábado. Durante todo ese tiempo aseguran no haber recibido ayuda de las autoridades, incluso, aclaran que es mentira que elementos de Protección Civil o de Sedena hayan sido los héroes en la historia.
“Nosotros fuimos los únicos que lo hicimos, incluso la señora de al lado también quedó entre los escombros y la sacamos”.
Minutos después de que Josué fue rescatado con vida lo trasladaron al servicio médico para realizarle una evaluación, y para asombro de todos, estaba en buen estado de salud.
Con información de El Heraldo