El Senado de Argentina discutía en la tarde del martes un proyecto para legalizar el aborto que cuenta con amplias chances de convertirse en ley, luego de ser aprobado hace semanas por los diputados en medio de intensos debates públicos.
La norma, que cuenta con el respaldo del oficialismo de centroizquierda, sería pionera -después de la de Uruguay- en una región profundamente católica como América Latina. Medios locales esperan una reñida votación, con una leve ventaja para quienes respaldan el proyecto.
Un portavoz del Senado dijo a Reuters que la sesión podría durar casi 12 horas, por lo que la iniciativa -que prevé la interrupción legal y gratuita de los embarazos hasta la decimocuarta semana de gestación- no se votaría hasta la madrugada del miércoles.
«Este problema existe. Está instalado hace años. Lo que pasa es que hay una Argentina hipócrita que lo niega, como negaba la homosexualidad o negaba la unión de personas del mismo sexo. Como la Argentina hipócrita negaba el divorcio», dijo el presidente de centroizquierda Alberto Fernández en una reciente entrevista al canal público de televisión.
La Iglesia Católica local pidió al Senado que rechace el proyecto durante una celebración religiosa el fin de semana. Hasta el Papa Francisco -de nacionalidad argentina- criticó el miércoles la iniciativa a través de un tuit: «Toda persona descartada es un hijo de Dios».
La actual normativa argentina solo permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando hay un riesgo grave para la madre o en caso de violación, pero los impulsores de la despenalización del aborto destacan que ni siquiera en estos casos las mujeres -especialmente las pobres- reciben una atención adecuada.
«Adoptar una ley que legalice el aborto en un país católico tan grande como Argentina sin duda impulsará la lucha para garantizar los derechos de las mujeres en América Latina», estimó Juan Pappier de Derechos Humanos para las Américas.
«Aunque ciertamente habrá resistencia, creo que es justo predecir que, como sucedió cuando Argentina legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2010, esta nueva ley podría tener un efecto dominó en la región», añadió.
Miles de feministas y defensores de la iniciativa se congregaron con banderas y sus característicos pañuelos verdes frente al Congreso, en el centro de Buenos Aires, a la espera de la aprobación de la norma, mientras que una multitud de opositores al aborto también salió a las calles, con pañuelos celestes.
Había además importantes manifestaciones en otras de las principales ciudades del país.
«Desde hace décadas estamos esperando este momento. El aborto legal es un reclamo social y transversal, la divulgación de esta ley significará más y mejor democracia», señalaron más de 1.500 personalidades de la cultura argentina en una carta pública dirigida el fin de semana a los senadores.
«Todavía no sabemos si los votos dan en senadores, a pesar de ser una ley impulsada por el oficialismo, a pesar de que el oficialismo tiene mayoría en la cámara se senadores, todavía no se sabe», dijo Celeste Fierro, activista de izquierda.
«Recién nos acabamos de enterar que están planificando que si llegan a aceptar modificaciones, más modificaciones que las que tuvo en diputados que es igual a limitaciones a la hora de aplicar el derecho, se pasaría nuevamente a la cámara de diputados para enero», agregó.
El cambio normativo fue rechazado en otras oportunidades por el Congreso, aunque nunca había contado con el respaldo explícito del partido gobernante. Un proyecto similar de despenalización del aborto fue rechazado en el Senado por un escaso margen en 2018.
La iniciativa considera un proyecto de ley paralelo para asistir a las mujeres que desean seguir adelante con su embarazo y enfrentan severas dificultes económicas o sociales.
Verónica Arroyo, una ama de casa de 50 años, dijo «nosotros estamos acá porque realmente para nosotros la vida es importantísima (…) y no podemos creer que haya necesidad de asesinar a nadie. Creemos en el valor de la vida, en el valor de la vida desde la concepción, lo vivimos desde siempre en la familia, lo vivimos en casa, no podemos creer que esto sea una realidad que estamos viviendo acá en la Argentina».
Información de Reuters