El pasado 2 de octubre, un hombre fue sentenciado a cuatro años de prisión, tras declararse culpable de agujerar un preservativo, sin el consentimiento de su pareja, en Londres, Inglaterra.
Andrew Lewis fue descubierto por su pareja, quien encontró un alfiler y condones agujerados en un cajón. Por ello, la mujer inspeccionó el preservativo utilizado, y se percató que al igual que los otros tenía un agujero, por lo que fue denunciarlo.
Un juez destacó que la mujer consintió tener sexo solamente con el uso de una forma de protección, por lo que calificó lo ocurrido como una «ruptura de la confianza».
Con información de RT