La ola de incendios más mortífera de la que se tienen registros en California dejaba este viernes ya 38 víctimas mortales. Más de 90.000 personas han sido obligadas a dejar sus casas. “Nunca habíamos visto nada como esto”, dijo el gobernador, Jerry Brown.
El paisaje que están dejando los fuegos en los condados de Sonoma y Napa, la zona vitivinícola de California, es desolador. Barrios enteros reducidos a cenizas. Muchas familias tuvieron que salir corriendo con lo puesto y dejaron atrás la inversión de toda su vida en cuestión de minutos.
La declaración de emergencia federal por parte del presidente Donald Trump el jueves, alabada por el gobernador Brown, ha permitido movilizar todos los recursos. Alrededor de 9.000 bomberos de todo el país ayudan contra el fuego de norte a sur de California.
Con información de El País