Brian Lee Hitchens y su esposa, Erin, de Florida, Estados Unidos, de plano no creían en el coronavirus. ¡Claro que no es real, no existe!, decían, y así, como muchas otras personas, dejaron de seguir las recomendaciones sanitarias.
En mayo pasado, ambos fueron contagiados, pero con todo y eso, él siguió trabajando como taxista ¡y sin usar cubrebocas!.
Poco después, ella comenzó con síntomas más graves, enfermó y esto se le complicó con padecimientos que ella tenía, finalmente, murió; «Pensamos que el gobierno lo estaba usando [el coronavirus] para distraernos o que estaba relacionado con el 5G», dijo el esposo.
Hoy, Brian, se encuentra triste, solo y muy arrepentido y manda un mensaje a la gente para que no cmenta el error que ellos cometieron: «Si tienes que salir, por favor, usa la sabiduría y no seas tonto como yo lo fui, para que no te pase lo mismo que nos pasó a mí y a mi esposa. Este es un virus real que afecta a las personas de maneras diferentes. No puedo cambiar el pasado. Solo puedo vivir el presente y tomar mejores decisiones para el futuro».
Este es el sentido posteo en su cuenta de Facebbok, en el que ahora, arrepentido, trata de crear conciencia: