Nan Hauser, una bióloga marina de 63 años residente, buceaba cerca de la playa Muri Beach en las Islas Cook, junto a una ballena cuando esta comenzó a empujarla.
Al principio no entendía lo que pasaba, pero luego se dio cuenta de que tenían cerca un tiburón de cuatro metros y medio. Durante diez minutos, el cetáceo estuvo intentando protegerla bajo su aleta y evitar un posible ataque del tiburón.
Finalmente, la bióloga pudo regresar al barco con sus compañeros, no sin antes despedirse de la ballena, que subió una última vez a la superficie posiblemente para asegurarse de que la mujer se encontraba bien.
Nan explicó a la prensa que al principio no había visto al tiburón y tuvo miedo de que los empujones de la ballena le rompiesen algún hueso. A pesar de haber pasado 28 años de su vida protegiendo a esta especie, reconoce que le costó darse cuenta de que lo que hacía el animal era mantenerla a salvo, esta vez, a ella.
Con información de El País